2016 ¿Año de absolutismos?
 
Hace (99) meses
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Junto a los migrantes que huyen de la pobreza o la guerra, la lucha contra el Estado Islámico o las elecciones presidenciales en Estados Unidos, este 2016 también estará caracterizado por el avance del absolutismo en varios países del mundo, que busca arrollar a los legislativos.

El punto es sencillo: un jefe de Estado o de gobierno decide que va en el camino correcto aunque desde la realidad muchos elementos le indiquen lo contrario. Entre esos elemento se encuentra el poder Legislativo o el Parlamento –sistemas diferentes, no hay que olvidarlo- y la mejor fórmula para mantenerse fuera de la realidad es ignorar, maniatar o pasar por encima de los legisladores que representan, y esto es lo importante, a ciudadanos.

En América Latina tenemos dos ejemplos: Venezuela y Argentina. En Venezuela la era del dominio chavista total quedó atrás en las recientes elecciones legislativas. Una Asamblea Legislativa sin dominio chavista está por iniciar actividades y el presidente Nicolás Maduro ha puesto en marcha una estrategia para ignorar a esa Asamblea.

Ha dado vida al Parlamento comunal, ya previsto en la ley aunque ignorado mientras tenía la mayoría legislativa, y ha cuestionado por los cauces legales el triunfo de una decena de asambleístas, todo para que la nueva Asamblea no le cierre el paso a su vez.

No ha habido una autocrítica de Maduro o el chavismo acerca de por qué una oposición que logró unirse de manera precaria, tuvo tan fuerte mayoría. Las explicaciones oficialistas van contra el presunto diseño y aplicación de una campaña foránea donde el mismo venezolano que es todo un ciudadano cuando apoya al chavismo, queda en punto menos que marioneta cuando se le opone.

El otro ejemplo está al sur, con el recién llegado presidente argentino Mauricio Macri, que terminó con los años de gestión de los Kirchner, tanto el fallecido Néstor como su sucesora, esposa y viuda Cristina Fernández, quien no logró su meta de mantener su proyecto en el poder.

El mandatario intervino casi como primera acción de su gestión al órgano autónomo encargado de la gestión de medios, y ahora ha disuelto al Instituto Dorrego, que pretendía revisar la visión histórica que ha predominado en ese país.

Aquí se trata, con claridad, de derruir cimientos del proyecto kirchnerista para dar paso al macrismo. Lo común con la situación venezolana es que se trata de situaciones derivadas de la polarización con que el chavismo y el kirchnerismo han caracterizado sus años de gestión. El punto de debate es que tanto esa polarización ha servido para mejorar la situación de la gente, lo que es de dudarse.

En medio de Europa y Asia se encuentra Turquía, donde su presidente Recep Tayip Erdogan está empeñado en el proyecto de entronizarse en el poder y quiere hacerlo cambiando las características del sistema del que ahora es el presidente.

Desde su actual cargo Erdogan no tiene funciones ejecutivas, pues corresponden al primer ministro, cargo que ya ocupó. Pero él las quiere y en el colmo de la falta de tacto, recordó cómo fue que en su momento lo logró Adolfo Hitler en la Alemania nazi.

En Turquía la situación es mucho más delicada y peligrosa que en Argentina y Venezuela juntas. Ha habido acciones contra los kurdos que rompieron una débil tregua. Y esto en una zona aledaña a la acción del Estado Islámico, lo que eleva todas las alarmas.

Se piensa que Erdogan pretende fortalecer el islamismo y eliminar elementos laicos del estado turco que permanecen ajenos a esa religión. Erdogan no parecía ser un islamista radical pero con su gestión se está asemejando. La gran diferencia con el Estado Islámico es que él actúa desde el poder.

Ante esos tres ejemplos quedan pálidos los esfuerzos del presidente estadunidense Barack Obama de saltarse a su Congreso y con una orden ejecutiva, detener la expansión del armamentismo doméstico estadunidense, el mismo que ha dado las armas para las masacres de 2015 y años anteriores.

El mandatario y todos aquellos que ven a la regulación de armas como el principal camino para eliminar esas masacres, dejan de lado la violencia que subyace en la sociedad estadunidense, donde se piensa que sigue viviendo en la era de los pioneros, como lo muestra la aprobación en Texas para que se porte de nuevo al cinto armas de fuego. Como en el Viejo Oeste.

Y mientras en Rusia el presidente Vladimir Putin sigue fortaleciendo su poder y sirviendo de ejemplo de cómo deben de hacerse las cosas cuando se trata de ejercer el poder con autoridad.

De Salida: El gobierno estadunidense inició 2016 con redadas migratorias. Donald Trump con un video antiinmigrantes. En medio de ambas acciones hay mexicanos, que no entienden que México en socio privilegiado de Estados Unidos y se obstinan en echar a perder esa sociedad.

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