Asamblea del PRI bajo el yugo de AMLO
 
Hace (79) meses
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Una de las tareas más básicas de quienes se dedican a la mercadotecnia y/o marketing es hacer lo posible para que una marca determinada penetre en la mente de un posible consumidor. Cuando éste se encuentre frente a dos o más productos, normalmente preferirá aquel que le resulte más conocido, de ahí la necesidad de las empresas por la mercadotecnia. Sin lugar a dudas, marcas como Coca-Cola o McDonalds lo han logrado con creces.
En cuanto a la política —que está más relacionada a la mercadotecnia de lo que pudiéramos creer— López Obrador sería lo más parecido a una marca como Coca-Cola, pues después de 17 años en franca campaña para ganar la presidencia, sería difícil encontrar a alguien en territorio mexicano que desconociera el nombre del político tabasqueño o bien, cualquiera de sus otros sobrenombres (AMLO, Peje, Morena).
López Obrador se ha convertido en una fobia y a veces hasta una obsesión para los priistas. Esto es comprensible si se toma en cuenta que el proyecto de nación de AMLO plantea echar atrás las principales metas alcanzadas por el actual gobierno como lo son sus reformas (la educativa y la energética por ejemplo) al igual que proyectos emblemáticos como el nuevo aeropuerto internacional; en otras palabras, Obrador borraría la huella priista del siglo XXI. Por ello, no es de extrañar que uno de los tópicos más recurrentes de los discursos de Peña sea desdeñar el del populismo (de esta manera implícita se refiriere a López Obrador).Así lo demostró en un discurso el 29 de junio del año pasado en Canadá donde, a lado de Obama (entonces presidente de la Unión Americana) y de Trudeau, advirtió sobre los riesgos de los regímenes populistas (causando para su sorpresa un breve debate con Obama); de igual forma, en su IV y V Informe de Gobierno salió a relucir el tema del populismo como un riesgo para la nación.
En la Asamblea XXII Nacional del PRI, el discurso estelar, y en la mejor tradición priista, fue el pronunciado por el propio Peña Nieto. En este discurso, nuevamente el presidente arengó a detener “a los populistas y a quienes quieren retroceder a México”. A veces a quienes no podemos nombrar de forma directa, con frecuencia son quienes nos dominan, así López Obrador se ha trastornado en una especie de tabú y de miedo para el PRI no sólo por la no continuidad de su gobierno, sino por todas las tropelías que se podrían encontrar en el sexenio.
Por lo anterior, el principal reto del PRI, para sorpresa de los lectores, no es ganar las elecciones el año entrante, sino evitar a toda costa que gane López Obrador. No me cabe la menor duda, que aun lanzando su mejor carta al ruedo de las elecciones de 2018, su candidato de no ver posibilidades de ganar la presidencia (como por ahora parece confirmarlo las encuestas), al menos sí juegue a favor del otro candidato que pudiera ganarle a AMLO. De todas maneras, por formalidad, el PRI debe presentar un candidato, pero éste estará condicionado a tener un perfil adecuado para competir contra el ex Jefe de Gobierno de CDMX. Si se toman en cuenta las principales fortalezas de AMLO, el candidato priista deberá medirse en al menos, estos tres aspectos con el que se identifica al tabasqueño: 1) carisma; 2) popularidad; 3) conecte con la gente. Ahora bien, cabe preguntar si en el PRI hay alguien capaz de cubrir estos tres aspectos lo suficientemente como para competir contra Morena.
Para poder competir en estos tres aspectos fue necesario eliminar ciertos obstáculos (como la obligación de militar diez años para contender por la presidencia) con el fin de abrir su abanico de posibilidades y encontrar a alguien que pueda competirle al tú por tú a López Obrador. De ahí que gran parte de la opinión pública se decante por José Antonio Meade. Sin duda, el actual Secretario de Hacienda fue quien acaparó los reflectores en la reciente asamblea nacional del PRI.
José Antonio Meade presenta una imagen pública bastante decorosa. La gente lo identifica debido a que es un político que se ha mantenido vigente desde el sexenio de Calderón. En su trayectoria política no ha sido blanco de escándalos ni de señalamientos por corrupción. Aunque maneja un perfil discreto, cuenta con las armas suficientes para al menos ofrecer una imagen positiva al priismo, pues ocio decir que no está afiliado al PRI aunque forme parte del gabinete de Peña.
¿Logrará Meade liberar al PRI del yugo de Obrador? Ahora la moneda está en el aire. Faltaría ver la capacidad de Meade para conectar con la gente debido a que nunca lo hemos visto en campaña para contender por algún puesto de elección popular. Recientemente, el propio Obrador, en un video publicado en internet a finales de junio, advierte anticipadamente que Meade será uno de sus contrincantes, así que ya hay dos nombres que seguramente veremos en las boletas elector.

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