Bartolomé de Medina
 
Hace (72) meses
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Una fría mañana de los últimos días del mes de enero de 1554, llegó a las minas de Pachuca, procedente de la ciudad de México, Bartolomé de Medina, un antiguo comerciante sevillano, que entusiasmado por las regalías que ofrecía la Corona española a quien encontrara un sistema de beneficio para la plata, menos costoso y más rápido que el que entonces se aplicaba, había decidido cambiar de actividad y dedicarse por entero a la metalurgia –técnica utilizada para sacar metal de los minerales– ciencia poco conocida en aquellos años y aún confundida con la alquimia.
Medina, con la ayuda de un metalurgista alemán al que llamó maestro Lorenzo, había dedicado en Sevilla gran parte de su patrimonio para ensayar la separación de la plata de los metales con que naturalmente se encontraba mezclada al ser extraída, ello, mediante la utilización del azogue o mercurio. Los resultados obtenidos en Sevilla a nivel de cortas cantidades habían sido halagüeños, sin embargo era necesario aplicarlo de manera industrial y ni Sevilla ni las poblaciones vecinas producían el caudal que ya se extraía en la Nueva España.
En este contexto Medina y el “Maestro Lorenzo”, decidieron trasladarse a la Nueva España, donde las noticias de nuevos descubrimientos mineros se producían con vertiginosidad asombrosa, ambos solicitaron permiso y pasaje para embarcarse rumbo a Veracruz, sin embargo la Casa de Contratación de Sevilla negó el permiso al maestro Lorenzo por ser este de origen aemán y tener presumible sospecha de su filiación protestante y de practicar el luteranismo, doctrinas que entonces se iniciaban en Europa y a las que España se había opuesto en franco compromiso de apoyo al papa Julio III.
De conformidad con el dicho de varias personas, que atestiguarían años después dentro del procedimiento que Medina inició para solicitar mejoría a las regalías de su invento, este se embarcó en octubre de 1553, dejando en Sevilla al maestro Lorenzo. Al llegar a Veracruz después de 62 azarosos días de travesía, fue recibido por su paisano Andrés Gutiérrez, con quien se trasladó a la Ciudad de México, lugar donde entabló gran amistad con Hernando de Rivadeneyra, en cuya casa vivió mientras buscaba el lugar donde habría de ensayar su sistema de beneficio.
En febrero de 1554, Hernando recomendó a Medina con su hermano Gaspar, rico minero, poseedor de diversos fundos en las entonces recién descubiertas minas de Pachuca, cuya riqueza, al decir de las crónicas de la época, “corría de Levante a Poniente, en una feraz serranía ubicada muy cerca de la ciudad de México”.
En marzo de aquel año, después de haber negociado la compra de un solar cercano a las minas que se trabajaban ya en Pachuca, Medina se traslada al sitio adquirido en compañía de su amigo y ayudante Juan de Plasencia –que años después se convertiría en un rico minero en las minas de Taxco–. El lugar adquirido se encontraba en las faldas del cerro de Magdalena, muy cerca de los terrenos de la mina Descubridora Vieja y a un lado del Río Pachuca (hoy de las Avenidas) que por entonces era bastante caudaloso merced a que recogía todas las corrientes que bajaban de la Sierra Alta sin represa ninguna, corriente que resultaba adecuada para los trabajos de beneficio.
Bartolomé estaba seguro del éxito de su empresa, por lo que no escatimó dinero ni esfuerzo alguno; primeramente adquirió piedras de baja ley –con poco contenido de plata– desechadas por los mineros en razón de los altos costos que significaba beneficiarlas con el tradicional sistema de fundición, enseguida contrató trabajadores, para reducirlas de tamaño, y adquirió quebradoras para convertirlas en guijarros areniscos finalmente construyó dos grandes artesas destinadas a mezclar y revolver el mineral reducido, con mercurio, sal, magistral y otros elementos catalizadores proclives a generar la amalgama y con ella, la separación de la plata. Después de 9 meses de trabajo y cientos de intentos, entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1554, Medina logró con éxito separar la plata del resto de los elementos minerales con que se encontraba en estado natural, aquel método fue bautizado como Amalgamación y los mineros lo reconocieron como sistema de Patio por requerirse de grandes extensiones abiertas para realizarlo.
Aplicado por más de 300 años, el sistema practicado por primera vez en Pachuca, propició una verdadera revolución en la metalurgia a grado tal, que al elevarse la producción de plata beneficiada en la Nueva España, los mercados europeos se vieron invadidos de este metal, con la consecuente devaluación de su comercialización, lo que generó la llamada “Revolución de Precios del siglo XVII, primera crisis económica inflacionaria mundial documentada, que ha sido ampliamente estudiada por historiadores como Carlo Cipola y Piere Vilar.
En el lugar donde se realizó aquella primera práctica, Medina construyó la que posiblemente haya sido la primera hacienda de beneficio con patios dispuestos para aplicar la amalgamación, a la que bautizó con el nombre de la Purísima Concepción en honor de la patrona del barrio en el que nació en Sevilla, sitio que es hoy un conjunto de instalaciones deportivas propiedad de la Universidad Autónoma de Hidalgo. En la fotografía que ilustra este artículo puede verse a la hacienda de Purísima en 1907.

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