El pasado 28 de agosto se celebró en México el “Día del anciano o del Adulto Mayor”. En nuestro país, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), existen cerca de once millones de personas adultas mayores.
Sin embargo, se estima que en México hay alrededor de un millón de hogares habitados por adultos mayores, completamente solos, y este es un verdadero problema que el gobierno mexicano siempre ha desatendido (aunque se diga y se jure y perjure lo contrario) ya que desgraciadamente nunca le ha dado la importancia debida a aquellos ciudadanos y ciudadanas que con su trabajo, esfuerzo y compromiso contribuyeron en el desarrollo de toda una nación.
Por ejemplo, la idea de una aceptable y óptima jubilación en México sigue siendo un tema de quinta jerarquía dentro de la agenda nacional, y qué decir de la agenda tanto estatal como municipal.
Lo que los gobiernos en sus tres niveles “realizan” en favor de los adultos mayores son simple y patrañeras “aspirinas”, cuando en realidad se requiere toda una “delicada cirugía” social.
Cada día es más común encontrar en cualquier punto de nuestro andar -como la vía pública, afuera de un teatro o cine, así como de un templo o iglesias- a adultos mayores, en condiciones verdaderamente deprimentes y lo más grave; nadie hace nada por corregir un error, que, si bien la mayor parte de la culpa corresponde a nuestro sistema de gobierno, también es cierto que la “sociedad” tiene, y mucha, razón de peso en este delicado tema.
La deuda social que se arrastra con los desarraigados y marginados, desde que México, goza de independencia, es muy grande.
No basta una semana de festejos, reuniones y una sarta de mensajes, promesas y discursos que de nada sirven para aquellos que buscan más que un plato de sopa caliente, un cálido abrazo, de amor y comprensión.
De 1982 a la fecha se empezó hablar sobre los adultos mayores. Con tan sólo tres décadas de existencia, el tema de los adultos mayores, ha sido un “pasto” suficiente para las aspiraciones desde políticos hasta politiquillos. A pesar de que ellos sigan igual o mejor aún peor.
Las políticas sociales han fallado, y de esto todos debemos de estar convencidos. Y de no ser así, que nos expliquen ¿por qué en la más aberrante indigencia, todos los días podemos ver a Adultos Mayores, buscando entre la basura, trabajando en los cruceros o de “cerillos” en centros comerciales?
Para 2050, México contará con más de 36 millones de personas mayores de 60 años, mientras que el segmento de la población de entre 15 y 29 años será de sólo 27.9 millones.
Todos los que estamos en la antesala de llegar a ser o los que estamos en lista de “espera” para cumplir los 60 años debemos de hacer algo por mejorar esas condiciones de vida de los que ahora, ocupan nuestro lugar.
No olvidemos que los próximos aspirantes a deambular por las calles completamente a solas, y solos, en compañía de nuestros recuerdos buenos o malos pero, recuerdos al fin seremos todos aquellos que podamos superar la “barrera” de los setenta años y más.
El padre tiempo no perdonará jamás a nadie el paso de los años, que no se nos olvide. Si nuestra actitud no cambia y seguimos siendo simples observadores, para dentro de unos años más, nosotros seremos los observados, sin que nada haya cambiado.

Quod, dixi, dixi: A dos años de los relevos políticos en Hidalgo, que nadie se adelante a sacar la mano por encima de la “tercera cuerda”.