Señor secretario de Cultura del estado de Hidalgo, don José Olaf Hernández: permítome iniciar esta epístola orientada hacia usted, a la opinión pública y en especial a la comunidad cultural de la entidad con estos enunciados:
No es lo mismo una edición de neófitos, que una edición para neófitos.
Lo anterior se desprende con la lectura del libro Dichos sobre el caballo charro mexicano, de la autoría del profesor Bonfilio Salazar Mendoza, patrocinado por la Secretaría de Cultura que usted dirige, obra que forma parte de la Colección Patrimonio Unesco.

Dicho tomo, impreso en tamaño carta con 96 páginas, fue distribuido durante el encuentro nacional charro que se realizó en nuestra ciudad durante el mes de noviembre del año retropróximo y adquirido por buen número de asistentes a ese cotejo deportivo nacional.
Usted, señor rector de la cultura estatal, escribió en la presentación del libro: “La charrería, arte ecuestre y vaquero tradicional de México” fue declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura),” patrimonio que debe ser salvaguardado (…,) y es por ello necesario trabajar documentando saberes, prácticas y creencias…”.
El volumen del maestro Bonfilio Salazar reúne una parte importante de esos saberes, compilados desde hace décadas, con un sin fin de entrevistas con los hombres de a caballo con quienes cotejó borradores para dejar bien escritos los refranes y las citas sobre los caballos.

LIBRO HECHO POR NEÓFITOS
Un ejemplar de la obra llegó a mis manos y comprobé con tristeza que la distribución de encabezados de los 12 capítulos fue hecha a troche y moche. Resulta evidente que la edición y la organización de las páginas quedó en manos de personal novato en ese tipo de tareas, que ordenó, por instrucciones superiores, la impresión sin la verificación de algún experto.

El resultado de esa labor de aprendices en menesteres de imprenta, fue pésimo y diverso: los textos de la contraportada y la primera solapa, impresos en color sepia sobre una plasta Pantone Cedar, dificulta la lectura.
La composición tipográfica de los textos, desigual, con diminutos medianiles superiores e interiores
Los títulos o cabezas de la Presentación, Agradecimientos, Introducción, inclusive el Índice, no son equidistantes.
Los capítulos, de acuerdo con normas elementales, deben abrir en página impar y no en páginas pares, con los títulos ajustados adecuadamente. En el libro que usted patrocinó son antiestéticos, sin apego a las reglas editoriales. En la relación de nombres de autores, libros y archivos de consulta, los señores editores contratados por la secretaría de Cultura pasaron por alto el estilo bibliográfico: los apellidos deben ir en versalitas tal como aparecen en el 99.9 por ciento de libros en cualquier parte del mundo.
Como esta obra forma parte de la Colección Patrimonio Unesco, es obvio que algunos ejemplares fueron enviados a integrantes del Comité Intergubernamental para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural de la Unesco. Es deplorable que al hojearlo juzguen la primitiva estampación de este tomo, cuyo contenido es rico, pero con una exhibición paupérrima.

¿Qué podría hacerse para remediar lo irremediable? ¿Nada? No, no creo. Para ser justos, valdría la pena nueva edición de la obra del profesor Bonfilio Salazar Mendoza y para resarcir en buena proporción la deteriorada imagen cultural de una dependencia tan importante como la que tiene la fortuna de manejar usted, señor rector de la cultura del estado de Hidalgo.

Atentamente,
Anselmo Estrada Alburquerque.