Una vez definida la candidatura a gobernador del PRI, las baterías electoreras se enfocarán a la sucesión en la capital del estado. Han sido cuatro años de desatino de un alcalde que el día en que fue nombrado candidato aceptó ante los medios que él ni aspiraba ni tenía el capital político para llegar a ser presidente municipal. Aún nadie entiende cuál fue el motivo de la elección de Eleazar García como candidato del PRI a la alcaldía de Pachuca; hoy, el partido debe buscar un candidato que repare la imagen que para muchos ha quedado del gobierno municipal.
La importancia electoral de Pachuca es mucha, pues un revés en la capital puede darle grandes dolores de cabeza al PRI-gobierno. Hace cinco años la elección a gobernador estuvo en riesgo debido a que Pachuca votó abrumadoramente por la oposición.
Pero en esto, aunque parezca secundario, Pachuca tiene gran interés. Desde 2016, después de una reforma mandatada por el ahora secretario de Gobierno, Miguel Osorio, cuando era gobernador, los alcaldes en Hidalgo gobernarán por cuatro años, lo que significa que el siguiente alcalde de Pachuca saldrá calientito y embalado justo un año antes de que arranque la sucesión rumbo a 2022. Suena lejano, pero los proyectos de gobierno no se cocinan a corto plazo.
Quizás de la alcaldía salga el siguiente prospecto de candidato o, si la oposición logra quitársela al PRI, un futuro opositor con verdaderas opciones de arrebatarle, algún día, el poder al tricolor.