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Hace (74) meses
Mundo utópico
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Hace 540 años, un día como hoy, nació Tomás Moro, escritor y político quien fue decapitado y siglos después canonizado; manifestaba sus ideas acerca del sistema perfecto de gobierno, que lo llevaron a escribir su obra Utopía en la que imaginó un lugar donde se llevaría a cabo la organización ideal de la sociedad.

Según la Real Academia de la Lengua, utopía se refiere a un plan o sistema ideal de gobierno en el que se concibe una sociedad perfecta y justa, donde todo discurre sin conflictos y en armonía, y donde el hombre aspira a su plena felicidad.

Bajo esta aspiración idealista y casi inalcanzable y con más de 500 años de diferencia, nuestros candidatos a dirigir la cámara de diputados, el senado, las alcaldías y la presidencia de la República basan sus discursos llenos de posturas improbables, imaginando sólo en su calenturienta cabeza un mundo ideal, provocando con ello hartazgo e indiferencia de los votantes que, cansados de escuchar mentiras, inhiben cada vez más la intención del voto ante experiencias del pasado, en las que no ha habido un cumplimiento siquiera cercano a lo prometido.

En pasadas campañas se afirmaba, por ejemplo:

Que no iba a subir la gasolina, y vemos tristemente nuestra realidad actual con un alza imparable de su precio, y el inevitable robo de combustible, que al menos en Hidalgo ha mantenido ocupada y evidenciada a la autoridad.

Que se iba a acabar con la inseguridad a través de la profesionalización de la policía, y el hecho es que la policía ha sido rebasada por el crimen organizado en preparación, armamento y comunicación, aunque muchos se atreven a decir que sólo se trata de hechos aislados y que Hidalgo sigue siendo un Estado seguro.

Que habría empleo para todos, y lo cierto es que el desempleo aumenta y los sueldos no le alcanzan a nadie, predomina el compadrazgo beneficiando sólo a unos cuantos e impera la migración a otros lugares en búsqueda de oportunidades.

Que los apoyos para el campo se fortalecerían, pero nuestros campesinos cada vez más sobreviven milagrosamente con lo poco que perciben, siendo presa fácil de los intermediarios.

Que se acabaría con la corrupción, lo más utópico que se ha escuchado, y más cuando muchos afirman que sus privilegios son merecidos o regalos de Dios.

Y seguramente habrá más ofrecimientos que intenten acercarse a la utopía; total, prometer no empobrece, mientas haya mexicanos que ilusamente salgan a votar.

Así que, a 540 años de su nacimiento, Tomás Moro, verá que sus utopías de una isla desconocida con una sociedad perfecta y organizada quedan en eso, en una idea, en un plan que no se cumplirá debido a los intereses personales de todos los que prometen un mundo mejor en una sociedad saturada de conflictos y muy lejana a la perfección y a la armonía.

Y en ese afán de aspirar a la plena felicidad y a vivir en un mundo de paz será que intentemos encontrar al Tomás Moro del siglo XXI, cuyas utopías nos permitirán conocer a nuestro gobierno ideal.

La verdad, se ve muy cabrón.

PALABRAS MÁS, PALABRAS MENOS

Y ante la fiebre política y los calores subiendo dentro de los partidos, comienzan las fiestas de carnaval que al menos en Pachuca no lograron convencer a los capitalinos, ya que el clima frío y las autoridades tan poco interesadas en mostrar el folclor hidalguense, sólo se aprovecharon del escenario para publicitar sus negocios particulares.

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