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Hace (73) meses
Encuestas
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No hay encuesta buena, dice Roy Campos, que algo sabe de esto. El director de Consulta Mitofsky es uno de los grandes encuestadores de este país y tiene claro que ninguna encuesta por sí sola, ni siquiera la que hace él, es la buena, pero el conjunto de encuetas sí marcan una tendencia.

Siguiendo la recomendación del encuestador, el promedio de encuestas publicadas por diferentes medios y empresas (Economista, Financiero, Universal, Reforma) que hicieron levantamiento en las últimas semanas de enero y principios de febrero el promedio es el siguiente: López Obrador tiene 32.5 por ciento de la intención de voto; Ricardo Anaya 25 y José Antonio Meade 16.5. En las cuatro encuestas el candidato del PRI-Verde-Panal cayó con respecto a noviembre, mientras que los candidatos el del PAN-PRD-MC y de Morena-PT-PES subieron o se mantuvieron, un poco más el primero que el segundo.

¿Esto significa que la elección es ya solo entre dos? Nada es definitivo en política, pero si el PRI tenía una situación complicada a fines de noviembre cuando designó (habrá que decir dedignó) a su candidato hoy está mucho peor. Tienen que comenzar por reconocer que la estrategia fracasó: vender a un candidato del PRI que no es del PRI, pero que carga con el PRI fue una apuesta arriesgada y hoy está claro que además fue una mala idea. El problema para Meade es que tendrá muy poco tiempo para revertir el error, pues si bien las intercampañas son ambiguas, no conozco ningún equipo que haya metido gol en el medio tiempo. Para lo que servirá este periodo a Meade es para reorganizarse, encontrar un discurso que aglutine al PRI y desde ahí tratar de regresar a la contienda.

La siguiente pregunta es si con estos números Ricardo Anaya puede alcanzar a López Obrador o si este arroz ya se coció. El panista tiene dos cosas a su favor. La primera es que es quien más creció, y la segunda es que en caso de darse un fenómeno de voto útil anti AMLO él sería el beneficiario. Sin embargo, si algo mostró Andrés Manuel durante la precampaña es que sí aprendió de las dos elecciones anteriores. Está haciendo todas las alianzas posibles para ganar, subiendo al barco incluso con sus otrora enemigos (y sí, que no se enoje, eso se llama oportunismo aquí y en China) como Elba Esther o Moreira, por citar sólo a dos de los artífices de la derrota de AMLO en 2006.

Todo parece indicar, pues, que tendremos un final en los meses de mayo y junio donde Anaya buscará desesperadamente el voto útil y Andrés Manuel defenderá el marcador a como dé lugar: adiós al jogo bonito brasileiro y venga el catenaccio italiano o, traducido en términos políticos, olvídense de la coherencia ideológica y venga el pragmatismo.

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