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Hace (73) meses
Será una larga noche
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La organización de las elecciones tiene su chiste. Se deben instalar las casillas, los materiales (boletas, urnas, actas, mamparas, tinta, etcétera) deben estar a tiempo y ser distribuidos, los funcionarios de casilla requieren una buena capacitación y no sigo con la lista para no aburrirlos y por razones de espacio. Pero nadie pone en duda que una necesidad ineludible es la de contar con resultados prontos y ciertos. Se trata de la cereza del pastel y algunos dirían que es el pastel. Sabemos que la velocidad y la certidumbre son valores que pueden llegar a ser antitéticos, pero es necesario conjugarlos de la mejor manera posible. Desde aquella noche aciaga de 1988 en el que el flujo de información se suspendió ha sido una preocupación reiterada la de construir mecanismos para ofrecer al público las cifras preliminares de la votación la misma noche de la elección. Para eso se diseñaron el programa de resultados electorales preliminares (PREP) y los conteos rápidos. El primero intenta ser un censo casilla por casilla y el segundo es un ejercicio muestral con altas dosis de certeza. Y ambos funcionan con la información que proporcionan las actas de escrutinio y cómputo. (Son fórmulas probadas y preliminares porque los cómputos oficiales se inician en los consejos distritales el miércoles siguiente).

A lo largo de los años, cuando se celebraban elecciones concurrentes (es decir, federales y locales el mismo día), cada uno de los institutos (el federal y el local) instalaba sus respectivas casillas aunque lo hacían en el mismo lugar para facilitar el voto de los ciudadanos. Y cada mesa directiva realizaba los cómputos correspondientes. Unos, la de Presidente, senadores y diputados; y otros, la de gobernador, Congreso local y ayuntamientos. Pero ahora, dado que existirá una sola mesa directiva de casilla, dichos funcionarios tendrán que hacer el escrutinio y cómputo, en algunas entidades, de hasta seis elecciones.

Con buen tino, tomando los antecedentes de 2006 y 2012 aunque quizá con un dejo de perfeccionismo extremo, el Consejo General del INE resolvió que antes del escrutinio y el cómputo de los votos, se revisaran todas las urnas y si se detectaba que había algunos votos introducidos mal (es decir, en la urna que no les corresponde), sin abrirlos, solo por el color de la boleta, fueran colocados en la urna respectiva. ¿Para qué? Para que conforme se fueran haciendo los escrutinios simultáneos se pudieran ir llenando las actas respectivas: Presidente, gobernador, senadores, diputados locales, diputados federales, ayuntamientos. Así, las actas irían saliendo una tras otra, pero las primeras se podrían procesar de manera más rápida, atendiendo a que la inmensa mayoría de los ciudadanos seguramente querrá conocer esa misma noche los resultados oficiales preliminares de las elecciones a gobernadores y Presidente.

Pues bien, ejerciendo su derecho, el PAN, Movimiento Ciudadano y Morena impugnaron el acuerdo. Y el Tribunal resolvió que la iniciativa del INE no procede, y que las actas deben llenarse luego de todos los escrutinios. Sí, hasta que no se acaben de contar los votos para los ayuntamientos no se podrá llenar el acta para presidente de la República. Total, que deberemos prepararnos para una larga y especulativa noche, en la que la autoridad electoral ofrecerá unos conteos rápidos, que no lo serán tanto; y un PREP que avanzará, durante las primeras horas, a paso de tortuga.

El asunto no sería demasiado angustioso si nuestros usos y costumbres fueran los de esperar con calma los resultados oficiales. Pero las ansias estarán a todo lo que den durante las horas posteriores al cierre de las casillas. Además, ya sabemos que partidos y en ocasiones medios de comunicación y organizaciones civiles mandan a hacer exit polls y a las 3 o 5 de la tarde, tendrán algunos resultados. El “pequeño” detalle es que los mismos no tienen el margen de precisión que los ejercicios antes apuntados por una simple y sencilla razón: mientras en los exit polls se les pregunta a los ciudadanos, después de que sufragaron, a quién le dieron su voto (siempre hay posibilidad, aunque sea baja, de mentir), el PREP y los conteos rápidos suman las cifras consignadas en las actas.
Total, diría Gil Gamés, una noche de Tafil. Salvo que…

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