La consolidación de una alianza opositora en Hidalgo cada día encuentra más dificultades que le impide crear ese gran frente que pueda doblegar una larga lista de gobernadores priístas que han desfilado en Palacio de Gobierno durante los últimos 86 años.
Ayer concluyó el registro de aspirantes a la candidatura a gobernador en las filas del PRD, con la inscripción de dos egresados de El Mexe: José Guadarrama Márquez e Isidro Pedraza Chávez, quienes fijan una postura basada en una doctrina política enfocada al pueblo.
Esto, en espera que un grupo de notables decida la política nacional de alianzas. Ellos, desde su cómoda visión centralista, habrían de sepultar la posibilidad que tiene aquí la oposición de remontar la mínima diferencia que le arrebató la gubernatura hace cinco años con la candidata Xóchitl Gálvez.
En las elecciones de 2010, por supuesto, las condiciones del país eran muy distintas.
La residencia oficial de Los Pinos estaba ocupada por un presidente panista; la entidad gozaba de una bonanza presupuestal producto del aumento del precio del petróleo; no había hidalguenses en el gabinete, y el dólar no sufría una grave devaluación; en fin, eran otras condiciones.
Y bajo ese escenario, la coalición alcanzada por el priísmo con el Verde Ecologista y Nueva Alianza vio cerca la línea de la derrota, al perder la eficacia de su voto duro.
Pachuca, por ejemplo, lo perdieron los operadores priístas pese a que tienen cautivos a muchos simpatizantes dentro de los más de 20 mil burócratas radicados en la capital del estado.
Junto a ellos también se contaban los profesores de Nueva Alianza que todavía no perdían la disciplina a sus líderes morales, Moisés Jiménez y Mirna García.
Por distrito, en Pachuca Poniente la oposición alcanzó 30 mil 394 votos, mientras que el priísmo y sus aliados sólo 23 mil 543, cifras que muestran una grave diferencia, sobre todo si se habla que es asiento del voto duro.
En Pachuca Oriente la diferencia no fue distinta. El PRD, junto con el PAN y Convergencia, alcanzaron 22 mil 89 votos contra 17 mil 324 del oficialista PRI.
Esto nos muestra que la formación de una alianza bien podría alcanzar un triunfo impulsado únicamente por aquellos que se quedaron en espera de las obras públicas prometidas; de aquellos que pidieron justicia y no la obtuvieron, o bien, por aquellos lastimados por el desempleo y la falta de oportunidades.
Ahora, con un gobierno federal que parece más enemigo de los hidalguenses que amigo, una devaluación galopante entre muchos factores, más el voto de castigo, podría dar el triunfo a quien encabece el frente opositor.
Todavía le resta a esa alianza opositora los embates producto de los acuerdos alcanzados entre personajes de la burocracia nacional y algunos gobernadores del PAN, por ejemplo Moreno Valle, quien aspira también a la candidatura por la presidencia de la república por el blanquiazul.
Uno de esos primero efectos sería la imposición de Francisco Xavier como candidato en Hidalgo para impedir la alianza. Los primeros indicios ya fueron visibles en días anteriores.
El hostigamiento que sufren en estos momentos líderes como Moisés Jiménez o Gerardo Sosa, podrían aumentar tan sólo como parte de este juego del poder, y así llegar a una elección más cómoda para el priismo.
Total, que estamos a unos días de que los escenarios se definan y, entonces, veamos nuestra suerte futura, que por cierto en manos de los partidos políticos no es muy halagadora.

Nimiedades: Operadores priístas de Hidalgo ya viven en Huauchinango y dicen que trabajan para el PAN. ¿Quién les va a creer?