El futuro está en Asia ¿y se nos va?
 
Hace (82) meses
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A la fecha varios grandes bloques comerciales existen en el mundo, pero sin lugar a dudas, el asiático es el que tiene la principal perspectiva de éxito en el largo plazo. México se encuentra incluido por su ubicación en la cuenca del Océano Pacífico, aunque su dinámica real está con Norteamérica. Y esto le puede costar caro en ese largo plazo a menos que haga una reorientación estratégica.
Desde siempre el comercio ha sido una de las claves del crecimiento económico. Y con él de la transferencia de todo tipo de conocimientos entre los pueblos. En la era de la globalización en que vivimos, hay que reconocer que se le ha sobreestimado y no, no es la clave ni el secreto de la prosperidad, sin embargo, su importancia es innegable, aunque no resuelve el problema del reparto de la riqueza.
Bajo la óptica de esa importancia, en Asia, sobre todo el sureste que incluye a China, ha desarrollado varios instrumentos de intercambio comercial que en su conjunto, dejan atrás a otros bloques, en particular el de América del Norte y su tratado de libre comercio (TLCAN), que en parte ha operado como una puerta para el comercio con Asia, como se puede ver en el mercado automotriz.
Ahora el mundo del comercio internacional parece encontrarse en una bifurcación de caminos, donde un ramal aparece como el que lleva al éxito a largo plazo y el otro si no al fracaso sí a resultados no tan buenos.
La política comercial de la administración Trump se ubica en esa bifurcación y ha apostado, en una de sus primeras jugadas por Arabia Saudita, luego de que en un movimiento anterior dejó “colgados de la brocha” a países asiáticos más Canadá, Chile, México y Perú en nuestro continente, al salirse del Tratado de Asociación Transpacífico (TPP) luego de haber sido uno de sus principales impulsores.
La jugada de Trump con Arabia Saudita se dio este sábado cuando firmó con ese país convenios comerciales y de inversiones por 380 mil millones de dólares (380 billones en el conteo estadunidense), que de acuerdo a la información disponible, es cierto que beneficia a Estados Unidos en materia de creación de empleos, pero también al país árabe en el rubro militar y de penetración al mercado estadunidense.
Empresas estadunidense se beneficiarán de 20 franquicias para fomentar inversiones en ambos países, aunque no se menciona que empresas sauditas sean también beneficiarias. La nota de Arab News que da cuenta de la firma, habla de que miles de empleos se crearán para estadunidenses, aumento en la compra de bienes, equipo y tecnologías estadunidenses y que “también beneficia a Arabia Saudita” pero sin dar detalles.
De la cifra global de 380 mil millones, 28 por ciento, 110 mil millones de dólares, corresponden a armas que, sin lugar a dudas también crean empleos, como los 450 que se generarán en el país árabe para ensamblar 150 helicópteros Black Hawk de la estadunidense Lockheed Martin.
Fruto de esos acuerdos será también la que ya se anuncia como la refinería más grande de Estados Unidos, que será una inversión de la petrolera estatal saudita Aramco.
Sin duda, un éxito dentro de la retórica que ha venido manejando el presidente Trump, y de su estrategia de negociar acuerdos bilaterales más que multilaterales.
Mientras, en Asia, los países sobre todo del sureste de ese continente y de América como Canadá, México, Chile y Perú, insisten en la negociación multilateral, sin duda más larga y trabajosa que la bilateral, pero que incluye a más actores y por eso tiene un mayor potencial a largo plazo.
Pero lo central no parece ser el número de actores que participan, sino las tendencias económicas de largo plazo, que en el caso asiático ponen al conjunto de países que conforman la región, como la de mayor dinamismo en la década por venir.
Tenemos entonces que si bien en el corto plazo Trump puede presumir una victoria, en el largo quedará atrás. ¿Y México? México, hoy por hoy, no tiene muchas más opciones reales que el TLCAN a pesar de que se presuma su gran número de acuerdos firmados.
Pero ya es hora de meterse al aparato productivo, dejando a un lado todos los acuerdos firmados, y analizar qué se debe de hacer para sacar provecho a nuestra pertenencia a la cuenca del Pacífico, lo que se ha dicho que se ha querido hacer, pero no parece verse claro, hasta ahora. El futuro se nos puede ir.

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