Desde este espacio le decimos a usted que no deje pasar la oportunidad de escuchar el nuevo disco del músico hidalguense Vladímir Meza Escorza, obra que ha bautizado bajo el mote de The turning point: The Long Dark Road to a New Dawn, título de su primer álbum solista (y tercero en su carrera), el cual comprende un viaje sonoro de 66 minutos de duración.

En esta columna de opinión siempre damos espacio a fenómenos del arte para que el público o un público más variado conozca lo que se hace en los escenarios diferentes, tanto de nuestro estado, principalmente, como de otras latitudes, y respecto al trabajo de este músico, también maestro, desarrolló este viaje melódico a través de pasajes colmados de emociones lóbregas, melancólicas y a la vez melódicas, épicas e intensas: una jornada de autodescubrimiento.

Este es un disco que habla sobre la caída y redención ante la vida.

Es un álbum conceptual que sucede en el transcurso de una noche.

El material sonoro fue producido por Antar Ahumada, músico profesional, productor certificado internacionalmente y artista sonoro galardonado a nivel nacional; y, por si fuera poco, el álbum fue masterizado por Jens Bogren (Opeth, Katatonia, Moonspell, Anathema, etc.) en los Fascination Street Studios de la ciudad Örebro, Suecia.

Durante 16 años, Meza Escorza ha experimentado el mundo de la música desde su ejecución, creación y reflexión, donde por iniciativa propia decidió entrar y ser parte de un escenario. Ha visto pasar la escena musical hidalguense, pero prácticamente desde el inicio decidió que no sería sólo un testigo.

Vlad inició sus estudios musicales a la edad de 12 años con clases de piano y órgano. Un año después, comienza su formación vocal; pero fue a sus 14 años, siendo ya voz solista del grupo coral de su escuela, que tuvo la oportunidad de grabar su primera producción musical de canciones napolitanas, folclóricas y sacras; y desde ese entonces, se prometió que aquella no sería la única vez que pisaría un estudio de grabación.

A finales del año 2000 Vlad entra a la escena rock y metal hidalguense con su primera banda, Of Ravens & Angels, donde comienza como tecladista; pero en el lapso de tres años de existencia de la agrupación, la rotación de integrantes lo lleva a la posición de vocalista, la cual ya no dejaría de ahí en adelante.

En ese mismo periodo Vlad retoma sus estudios musicales en canto clásico, con la reconocida soprano hidalguense Consuelo Gándara, para potenciar su técnica.

En 2003, recibe la invitación para unirse a Dagorlad, agrupación de heavy metal que liderara y dejara huella en la escena hidalguense durante sus siete años de existencia.

La exigencia y versatilidad técnica y compositiva de la banda lo lleva a diversificar sus influencias y estilo, hasta convertirse en uno de los vocalistas más reconocidos del estado.

Con la única intención de seguir haciendo música, surge el concepto de Mirrors of Vlack, marcando uno de sus periodos compositivos más prolíficos, donde Vlad crea la base de más de 20 canciones, cuyas ideas ha ido desarrollando, actualizando y alimentando durante estos años, siendo materializadas tanto en la música de MOV como de los otros proyectos en lo que se siguió involucrando.

En 2008, y sin abandonar la idea de Mirrors of Vlack, Vlad regresa a Dagorlad. La banda, ya bajo el nombre de SupraKarma, cierra su existencia dejando como legado el mítico álbum Between Madness and Disorder, uno de los primeros álbumes de metal producidos de manera profesional en el estado.

En el mismo periodo, Vlad cofunda Demon of the Fall, banda de dark progressive metal, con la que continúa hasta la actualidad y con la cual lidera nuevamente la escena hidalguense. Además de haberlo llevado a giras por el corazón del país, alternando con algunas de las bandas más importantes de metal de México en la actualidad.

DOTF lanza en 2012 el álbum We Lay in the Same Grave, su producción más exitosa hasta la fecha (hoy en día agotada en su versión física); y ya preparan un segundo álbum programado a salir en 2017.