…Ver las caras largas y el gesto adusto de cuatro precandidatos priístas a la gubernatura, dejó muy en claro que los consensos no llegaron, y la designación de Omar Fayad no fue tan tersa como la dirigencia nacional quería; sin embargo, la descomposición amenazaba con mayores indisciplinas o exigencias.
Ahora, muy a su pesar, tendrán que recorrer los caminos con Fayad Meneses para mostrar el alto sentido de la unidad, porque tienen que recordar que la camiseta priista paga bien, pero llegado el momento les exige disciplina y todo tipo de sacrificio.
La postulación del candidato que reporta la mayor ventaja en las encuestas y darle paso a quien permite un amplio margen sobre los opositores, fue una decisión pensada con miras a la elección de 2018 por obligación.
Claro está que había soberbia en todos los aspirantes al hacer sus reportes de grandes concentraciones en actos de precampaña, comidas y hasta cabalgatas tipo Bandamax, que pusieron de moda como forma de atraer simpatías a sus aspiraciones.
Aunque cierto resulta que algunos de los aspirantes hablan de su presencia que sólo se refleja en la nómina gubernamental, en donde entenados políticos y fieles seguidores han conseguido algún cargo o empleo, que aquí en Hidalgo se ha convertido en moneda de cambio ante la ausencia de crecimiento económico y oportunidades laborales.
Total que su postulación casi por la fuerza, diluye por obviedades cualquier compromiso con sus contendientes y además le permite fijar reglas claras en la reconformación del partido que lo postuló, para que realmente le sirva en su propósito de alcanzar el triunfo.
Los despidos injustificados en el tricolor, la ausencia de formalidad en la entrega de recursos a los comités municipales entre otros, deberán ser resueltos por necesidad por el propio candidato.
Bajo esa tesitura, no tendrá que buscar consensos pero si deberá exigir cuentas claras en muchos sentidos, porque de ello, dependerá en gran medida el regreso de la credibilidad a un partido que perdió su esencia popular para convertirse en reducto de notables y aparecidos.
Por necesidad tendrá que saber palomear las candidaturas de quienes busquen conformar la siguiente legislatura y no dejarse llevar por consejos de viejos decrépitos que sólo buscan permanecer en la nómina oficial bajo el supuesto de manejar a un grupito de pillos que se afirman como adivinos y analistas de una realidad estatal que dejaron de entender hace varios sexenios.
Abrir las puertas, tal como lo hizo el día de su designación,son actos que deberán repetirse para airear los viejos recovecos de la política estatal que no han podido enfrentar la pobreza general y sí favorecer el enriquecimiento de unos cuantos.
Haber tomado la estafeta de candidato no lo hace gobernador, porque todavía le falta enfrentar a los aspirantes de la oposición, quienes tienen en la mano un arma infalible, que es el enojo popular y la insatisfacción social por falta de efectividad en sus gobiernos.
De pagar cuotas a sus contrincantes, Fayad Meneses comenzaría perdiendo la batalla entre los suyos. Afianzar candidaturas reales y efectivas regresaría la credibilidad y daría oxígeno a un partido viejo que fenecerá al menor susto, aun cuando afirmen lo contrario.

Nimiedades: Una adivinanza. ¿Saben quién ya comenzó a desocupar su casa de funcionario?