En 1988, el salinazo; ¿en 2018…?
 
Hace (80) meses
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Hace unos días, el expriísta, ex secretario de Gobernación; ex gobernador de Puebla y actual senador del Partido del Trabajo, Manuel Bartlett, reanimó la vieja polémica sobre “la caída del sistema” que le agenció la Presidencia de la República al priista Carlos Salinas de Gortari, en 1988, después de las elecciones en que participaron los ingenieros Cuauhtémoc Cárdenas, del Frente Democrático Nacional, y Manuel J. Clouthier, del Partido Acción Nacional.
Bartlett, hartamente conocido por oportunista, embustero, jaló los reflectores al anunciar su ligazón con López Obrador y el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), para “confesar” los detalles de “la caída del sistema”, nada nuevo porque esas ocurrencias están sustentadas en el libro de la reportera Martha Anaya, titulado 1988: el año que calló el sistema, que apareció en 2008 con el aval de la editorial Debate.
El libro revela los secretos de Salinas mediante los pactos con su contrincante Cuauhtémoc Cárdenas (quien de hecho ganó la elección) y con los dirigentes de Acción Nacional.
Es una obra clave para entender el presente de México. El cogobierno PAN-PRI que se fraguó en 1988, cuando los panistas plantearon un cambio en las leyes electorales, un padrón que fuera inviolable, un organismo ciudadano que no fuera del gobierno para conducir los procesos electorales (Instituto Federal Electoral—IFE—actual Instituto Nacional Electoral—INE–, la reforma al artículo 27 constitucional considerando que el ejido ya no servía para producir.
Además, pidieron revertir la nacionalización de la banca, así como garantizar un nuevo status para que hubiera relaciones entre las iglesias y el Estado. Salinas se comprometió de palabra y les cumplió en todo.

¿CóMO ARREGLARON LA CAíDA DELSISTEMA?
Menciono algunas partes del libro de la reportera: “El 27 de agosto de 1988, Carlos Salinas de Gortari se reunió con Manuel J. Clouthier y el presidente del PAN, Luis H. Álvarez. El encuentro, al igual que el del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas un mes atrás, se realizó en secreto. Tuvo lugar en la casa del empresario Juan Sánchez Navarro y asistió también Manuel Camacho Solís (secretario general del PRI). Esa noche, el PAN y el PRI pactarían el arribo de Salinas al poder.
Llegar a ese punto no fue nada fácil. El principal opositor al acuerdo, a permitir que Salinas de Gortari fuese declarado triunfador de la elección con el apoyo del PAN, era Manuel J. Clouthier, El Maquío. Pero la maquinaria panista, impulsada por Carlos Castillo Peraza, Diego Fernández de Cevallos y Luis Felipe Bravo Mena, terminó por convencerlo. Y “a regañadientes y jalones”, Clouthier –cuenta el coordinador de su campaña, José Luis Salas Cacho– acabó por apersonarse en esa cena y aceptar lo que se pactó.

LA ADVERTENCIA DE CLOUTHIER
Clouthier le dijo en esa ocasión a Salinas:
–Y te lo digo a ti y no te digo más cosas ahora, pero si no me cumples te vas a acordar de mí. Yo voy a estar a la sombra de ti, voy a asegurarme de que lo que estamos aquí diciendo y pactando como hombres, tú lo vas a cumplir. No a mí, a México, porque solamente así México va a cambiar. Y México ya cambió, te guste o no te guste.
Antes de esa conversación, mucho se tejió. De hecho, con la calificación presidencial en puerta, ocurrieron las negociaciones más intensas de 1988. Los posibles escenarios que preveía el PRI inquietaba no sólo al grupo salinista sino a grupos de la clase política en general, de los empresarios, de los religiosos, de algunos gobiernos extranjeros.
Y es que, si el PAN y el Frente Democrático se unían, podían echar abajo la constancia de mayoría que la Comisión Federal Electoral—presidida por el secretario de Gobernación, Manuel Bartlett– había otorgado a Carlos Salinas de Gortari. Es decir, no habría presidente electo, las elecciones se anularían.
La apuesta de los cardenistas iba precisamente en ese sentido: anular la elección. Así que el desenlace de la calificación presidencial en la Cámara de Diputados dependería de la posición que asumieran los panistas a la hora de votar.
Camacho Solís buscó a José Luis Salas Cacho para exponerle el panorama desde la perspectiva del poder, y le dijo:
-–Es que tú no conoces los poderes que están abajo del sistema, tienes narcotráfico, tienes guerrilla, tienes el ejército, tienes los propios grupos de poder del PRI, tienes los gobernadores, las centrales obreras, las Iglesias… Todos esos sistemas juegan y juegan presionando al sistema. Entonces, si no hay alguien que los conduzca y conozca, no hay manera de controlarlos. Yo lo que les quiero decir es que esto se puede ir a un derrame de sangre, a un golpe de Estado. La guerrilla o el narcotráfico pueden salirse de control.
Salas Cacho lo escuchó. Habló con el ingeniero Clouthier. El Maquío aceptó ver a Camacho y oírlo personalmente. Organizaron un desayuno en el departamento de Luis H. Álvarez. Camacho replanteó su postura. El sinaloense, siempre claro, terminó por decirle:
–Mire, ya no tiene caso seguir hablando. Yo me metí en esto porque estoy harto de este sistema y porque quiero un cambio democrático para México. La elección es inaceptable. Nosotros nos vamos por la anulación de la elección.
Según refirió el propio Camacho (fallecido en 2015) en sus memorias ficticias, en ese momento no pensó como secretario general del PRI, ni como amigo de Salinas. Pensó en el país y le dijo a Clouthier lo que pensaba:
–Ingeniero, el país no va a aguantar un gobierno interino. Ingeniero, ¿usted cree que las reservas del Banco de México van a aguantar el proceso de agitación que a ello conduciría, durante 14 o 18 meses? Vamos, ¿usted cree que lo aguantaría durante 14 o 18 días? En el actual clima político en el país, una nueva elección traerá consigo, inevitablemente, un proceso de agitación política y social mayor. El país se va a dividir más. Incluso, pensando en la posibilidad que hoy no ocurre, pero concediendo que usted ganara la nueva elección, ¿cree usted que vale la pena ser presidente para iniciar otra década de ajuste económico mayor? ¿Cuál será el costo de volver a restablecer el Estado de derecho?
Clouthier respondió:
–Me gusta tu posición, pero yo no puedo dejar esto sin un avance democrático y si me tengo que morir por ello, me muero.
(Tiempo más tarde, El Maquío falleció en un accidente de carretera. Hubo versiones sobre la posibilidad de un atentado. No ha sido aclarado).

30 AÑOS DESPUÉS DEL SALINAZO…
En las elecciones de 2018 se da por hecho que Andrés Manuel López Obrador contenderá por la Presidencia de la República. Las encuestas lo perfilan como favorito. Es seguro, también, que el candidato del PRI sea el actual secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. Las condiciones sociales, políticas y económicas que vivimos son similares a las del año 1988: el Instituto Nacional Electoral tiene similitud con la vieja Comisión Nacional Electoral; las artimañas de los partidos PRI, PAN, PRD son peores o más refinadas que hace 30 años.
Las concertaciones estarán a la orden del día. ¿Con qué partidos hará pactos el PRI? A un año de celebrarse las elecciones presidenciales se avizora el posible triunfo del Peje. ¿El gobierno de Peña Nieto y el PRI permitirán el revanchismo del futuro dictador López Obrador?
Después del mes de julio de 2018 todo puede suceder, más o menos como en el año 1988.

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