Terminó la primera vuelta de la elección presidencial en Francia sin un ganador definitivo pero con resultados esperanzadores, ya que la ultraderecha quedó en segundo lugar. Mientras, en Asia, específicamente en Corea del Norte, el deseo es que todo se mantenga en virulencia verbal.
Para México la importancia de los comicios franceses es clara. Va desde que ahí se encuentran muchas de las raíces de los valores de nuestra convivencia política, hasta que es una ventana hacia una realidad diferente a la de ser considerado y tratado entre traspatio y socio repudiado de Estados Unidos. Desafortunadamente la fuerza de atracción estadunidense y el deseo de ser atraído de muchos mexicanos, nos mantiene mucho más cerca de Washington que de París.
La Unión Europea (UE) jugaba un nuevo round por su sobrevivencia en los comicios del pasado domingo 23. El primero lo perdió en Reino Unido, cuando los británicos decidieron en referéndum salirse de la UE, aunque el llamado a elecciones generales hecho la semana pasada, podría ser una especie de referéndum del referéndum y demorar todo. Apenas el pasado 15 de marzo la ultraderecha perdió las elecciones generales en Holanda, una victoria que animó, pero no compensó la salida británica.
La UE salió a delante de nuevo este domingo 23 aunque de ninguna manera se debe festejar, ya que la diferencia entre el centrista Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen era de 2.71 puntos porcentuales, pues el primero logró 24.01 por ciento de los votos y la segunda 21.30 por ciento, lo que muestra un electorado dividido casi a partes iguales, algo parecido a lo que sucedió en los comicios estadunidenses del pasado noviembre, división que se conserva en los esencial al agregar los votos del resto de candidatos si consideramos su tendencia ideológica.
Destaca también la lección reiterada que deja la falta de unidad de la izquierda, pues sus dos candidatos, Jean-LucMelénchon y Benoît Hamon, juntos suman 25.94 por ciento, que le hubieran dado el triunfo.
Muy importante es que el electorado francés no se dejó intimidar por los atentados de mediados de la semana pasada y fue a votar y no de manera avasalladora contra el belicismo antiislámico, lo que es una buena noticia para los valores que ha representado Francia siempre.
Pero la moneda sigue en el aire y en dos semanas todo puede cambiar. La Unión Europea cumple un papel de moderador de las tres grandes potencias en el mundo, es decir, Estados Unidos, Rusia y China. No exactamente de contrapeso, dado el poder económico y militar de ese trío de potencias, pero sí de moderador. Debilitarla va contra los intereses de la mayoría de los ciudadanos del mundo, no solo de Europa.
Es claro, sin duda, que hay un voto de insatisfacción hacia partidos y políticos tradicionales, estado de ánimo que se vive en Francia como en otros muchos lugares del mundo, México incluido. Se trata de la reacción ciudadana hacia los problemas que persisten y que no son arreglados por quienes deberían de ser los expertos en soluciones a esos problemas. Un ejemplo es la calidad del nivel de vida y en particular la que se le está dejando a los jóvenes, que, en general, enfrentan unasituación precaria.
Y está, claro, la situación de varias zonas del mundo islámico, donde la falta de opciones crea las condiciones para que fructifique el radicalismo islámico, que es en parte motor del radicalismo que anima el voto antieuropeo fomentado por la ultraderecha.
Al otro lado del mundo se da otro importante foco de inestabilidad, este muy grave por sus posibles implicaciones nucleares. Corea del Norte, para ser precisos, el régimen norcoreano, insiste en inscribirse en el club belicista atómico y de armamento, desarrollando armas nucleares y misiles para transportarlos específicamente hasta Estados Unidos, que el gobierno norcoreano usa como su enemigo para crear legitimidad interna.
Enfrenta ahora gobierna un régimen que en el plano del discurso, no permitiría la inscripción norcoreana a ese club. El punto es ¿cómo lo va a impedir? La reciente “madre de todas las bombas” que Estados Unido dejó caer sobre Afganistán, no permite el optimismo de que Washington siga vías de negociaciones y sanciones como hasta ahora ha ocurrido. ¿Habrá ataques preventivos sobre instalaciones norcoreanas que desatarían consecuencias en Corea del Sur y pondría ante una disyuntiva a China?. La moneda también está en el aire y hay que apelar al sentido común de los líderes estadunidense y norcoreano.
De salida: La situación en Venezuela amerita un trato especial por su creciente gravedad. Baste decir ahora que México podría decir y hacer más de lo que ha dicho y hecho.