Gracias, señor Mauricio Ortega. Gracias por poner el nombre de México en diarios, programas de televisión y sitios de internet de todo el mundo.
Gracias por contribuir a reforzar los estereotipos que sobre los mexicanos se tienen en Estados Unidos. Gracias por poner el foco de atención sobre los periodistas mexicanos acreditados en eventos internacionales de todo tipo.
Gracias, por estigmatizar a todo aquel connacional que decida viajar a Estados Unidos a ver desde las gradas un partido de la liga nacional de futbol americano. Gracias por robar el jersey que Tom Brady utilizó para ganar el más reciente Super Tazón de la NFL.
Ahora, gracias a Mauricio Ortega, México y los mexicanos aparecemos en los medios internacionales como rateros, como personas poco confiables, como los Bad Hombres que tanto presume Donald Trump que enviamos a Estados Unidos.
Gracias a una simple acción, Mauricio Ortega echó por tierra años de trabajo y esfuerzo de millones de mexicanos que laboran de manera honrada en la Unión Americana. El robo del jersey es una bofetada a todos aquellos mexicanos (en especial los que residen legal o ilegalmente en Nueva Inglaterra) que sudan la gota gorda para llevar el sustento a su casa, y para enviar remesas a sus familiares. Ellos serán quienes a futuro (si no es que ocurre ya), serán blanco de comentarios y críticas, de ser señalados como viles ladrones.
Gracias a Mauricio Ortega debemos esperar que el presidente de Estados Unidos salga a decir improperios contra nosotros, que nos insulte vía Twitter, y que señale en voz alta: “Se los dije”.
Gracias, señor Mauricio Ortega, por dañar al país en el peor momento.
Gracias por nada.
No sé si este ladrón vaya a parar a la cárcel, ya sea en México o Estados Unidos, pero el daño ya está hecho y será muy difícil repararlo.