A82 días de las elecciones históricas de México del próximo primero de julio, por ser una de las de mayor cobertura y complejas a la vez, me permito hacer una reflexión de ellas y a la vez conceder una pausa al espacio dedicado a la divulgación de la ciencia de nuestro país.

Recientemente Donald Trump, presidente de los Estados Unidos, nos volvió a zarandear, al ordenar al Departamento de Defensa y al Departamento de Seguridad Nacional de mandar a su Guardia Nacional en conjunto con los gobernadores norteamericanos del sur de su país, para asistir a los elementos de la patrulla fronteriza en la frontera con México, a la cual se presume podrían ser más de 4 mil elementos efectivos, decisión que el mandatario estadunidenses está en todo su derecho de aplicar su política interna, pero que pone a nuestro país en una situación delicada e indignante. Según los expertos internacionales dicen que estos alardes de poder de Trump tienen que ver con el retroceso de su propia popularidad, lo cual se han visto reflejadas en sus últimas elecciones, pero que también se prepara para las votaciones de ese país del próximo mes de noviembre, y a México lo ha usado para fortalecer su imagen interna, como lo hizo en su campaña a la presidencia.

Dichas acciones de Donald Trump de querer militarizar la frontera entre ambos países, en tiempos de elecciones en nuestro país, la pregunta pertinente en este momento sería a qué candidato o partido político podría favorecer o afectar esas medidas. Los analistas más serios y prestigiados, explican que el gobierno de Peña Nieto, ha tenido una política suave y de privilegios con los Estados Unidos, a pesar de los virulentos ataques de Trump contra México desde su campaña a la presidencia. En días pasados Peña Nieto, en un discurso tuvo que subir el tono de nivel de exigencia de respeto para nuestro país y hacia los mexicanos, el cual incluso se apoyó con las propias declaraciones de rechazo de los propios candidatos presidenciales a sucederlo, él fue aplaudido. Sin embargo para otros sectores de la población, el mensaje fue tardío y escaso de otros desprecios de Trump a los mexicanos, quienes además esperan acciones al respecto y no sólo mensajes.

En este sentido, se están polarizando dos posiciones, una sería de un continuismo de gobierno político y económico para México por José Antonio Meade y Ricardo Anaya. Y otra el rechazo a continuar las políticas del PRI, el PAN y ahora del PRD de Andrés Manuel López Obrador, candidato puntero según las encuestas y sondeos serios, quien ha marcado una política diametralmente diferente a la de Peña Nieto. Situación que incluso inversionistas extranjeros y nacionales, se encuentran muy preocupados, lo que para los analistas económicos y financieros observan una situación muy difícil para México, en caso de ganar López Obrador la presidencia de la república. Sin embargo, en las encuestas las brechas se están ampliando en favor de AMLO, sin duda se debe a un fenómeno del hartazgo de la población. Si Meade quiere pelear la presidencia tiene que posicionarse en segundo lugar, y ¿cómo lo podrá hacer, si Ricardo Anaya se está recuperando de la andanada que recibió por los escándalos de corrupción, que por cierto no ha podido aclarar?

Fernando Fuentes