De qué nos extrañamos? En tres estados del país gran parte de la población está prácticamente en pie de guerra contra las autoridades estatales y federales, y da la no casualidad de que esas tres entidades son las más pobres del país.
Chiapas, Oaxaca y Guerrero sufren desde siempre carencias económicas, de servicios y de integración social que pondrían los pelos de punta a muchos si los viviéramos en primera persona. Y los números no mienten. Según el Coneval, el porcentaje de población en pobreza y extrema pobreza en esos estados es el siguiente (primero pobreza, y después pobreza extrema): Chiapas, 76.2%/31.8%; Oaxaca, 66.8%/28.3%; y Guerrero, 65.2%/24.5%, según cifras de 2014.
Ya lo comentaba en este espacio hace unos días: no en balde la gente está harta de un sistema que los tiene condenados a simplemente sobrevivir. Y lo peor de todo es que no se ven trazas de una gran mejora para ellos. Gobernantes van y vienen, y todos se convierten en millonarios sin empacho, mientras que a las personas a las que presuntamente velaban siguen sin poder alimentarse bien.
Por supuesto que vendrán expertos con cifras, datos, tablas y alteros de documentos para demostrar que sí se trabaja en favor de esos estados, pero la realidad es otra.
No defenderé nunca la actitud de grupos como la CNTE (de la que sospecho que está infiltrada por guerrilleros y radicales), pero quiero comprender el hartazgo de la población que resulta explotada por las clases pudientes.
Si el Estado no se vuelca pronto a atender a Chiapas, Oaxaca y Guerrero, y termina además con la corrupción y cinismo de sus gobernadores, no nos deberá extrañar tampoco que venga un intento serio de secesión en esas entidades.