Arrancan empatados fue la cabeza de la encuesta de Reforma sobre intención de voto en el Estado de México (16/03/17). En efecto, Alfredo del Mazo (PRI) aparece con 29 por ciento de preferencias; Delfina Gómez Álvarez (Morena) con 28 por ciento; están empatados. En tercer sitio, con 25 por ciento, aparece Josefina Vázquez Mota (PAN), a la que otras encuestas habían mostrado en primer sitio de preferencias. Los porcentajes citados no consideran un 26 por ciento de encuestados que no declaran su preferencia (la muestra fue de mil casos).

Llama la atención que mientras solo 18 por ciento de los encuestados piensa que el PRI debe seguir gobernando, los que manifiestan preferencia de voto por ese partido y su candidato significan 29 por ciento, 11 puntos porcentuales más. Quizá se trata de electores con trastorno bipolar, que no quieren que el PRI siga gobernando, pero votarán por él. Mi sospecha sobre algún problema en las respuestas de los entrevistados se acentúa al ver que en los llamados careos, es decir cuando se mide a dos candidatos, Josefina supera a Del Mazo al pasar del 25 por ciento al 41 por ciento, pero sucumbe ante Delfina, por cinco puntos, la que también supera con creces a Del Mazo, con 48 por ciento de preferencia. En los careos, de imposible ocurrencia, las dos candidatas le ganan al PRI.

No sería la primera vez que una parte de los encuestados responden lo primero que se les ocurre, sin reparar en el sentido o contenido de la pregunta que se les formula. Mi sospecha se acrecienta cuando leo que los tres principales competidores en el Estado de México son desconocidos para un segmento significativo de los entrevistados. A Delfina Gómez no la conoce 59 por ciento de los entrevistados, pero alcanza 48 por ciento de intención del voto al medirla contra Del Mazo, al que no conoce 41 por ciento de los encuestados. Más llamativo es que a Josefina Vázquez Mota, que fue candidata presidencial en 2012 y apareció recientemente en diversas encuestas como la preferida del electorado, no la conoce 32 por ciento.

A Juan Manuel Zepeda Hernández (PRD), que al levantarse la encuesta aún no era el candidato oficial, los encuestados le otorgaron 11 por ciento de preferencia; a Óscar González Yáñez (PT), que apareció de última hora, un 4 por ciento, y a Isidro Pastor, que dice que quiere ser candidato independiente, pero lo más probable es que no lo sea, le asignan 3 por ciento de preferencias. Me gustaría ver la boleta simulada que se utilizó para preguntar la intención de voto. Tengo la duda de si Alfredo del Mazo, al que postulan PRI, PVEM, PNA y PES, aparece en cuatro recuadros, o solo en uno. Es pregunta.

Recuerdo que en 1981, a unas horas de la jornada comicial, le preguntaron a Francois Mitterrand por las encuestas que daban ganador a su rival. “Las preferencias de los electores son como el viento, cambian de dirección varias veces en el mismo día”, respondió. En 2017, podríamos estar ante ciudadanos que entrevistados para una encuesta cambian de preferencia en el curso de la misma. O simplemente no toman en serio las preguntas que les hacen.

Sé que las encuestas son para conocer la preferencia de voto de los entrevistados; que preguntarles por su voto en la elección anterior resulta poco atractivo, para los encuestadores y su público. Sin embargo, para contar con un punto de referencia ante la competencia que está por dar inicio en el Edomex consulté los resultados de la elección para presidentes municipales en 2015. No fue la apabullante victoria que alcanzó el gobernador Eruviel Ávila en 2011 (más del 60 por ciento), pero por sí mismo el PRI sumó 1.8 millones de votos (32.3 por ciento).

Para que el PAN supere los votos del PRI le hará falta casi duplicar los que obtuvo en 2015 (992 mil); para Morena el reto es más duro, ya que requiere 1.3 millones de votos adicionales a los 500 mil de 2015, para así colocarse en el mismo volumen de votos del PRI. No digo que un vuelco así sea imposible; lo que la experiencia me indica es que para eso hacen falta diversos factores, que aún no aparecen en el escenario. Salvo por un dato: 79 por ciento de los encuestados por Reforma piensa que debe cambiar el partido en el gobierno.

¿Será?