Recte ad ardua
 
Hace (85) meses
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El sueco Johan Rudolf Kjellén es el padre de la geopolítica, ciencia de reciente creación, conocimiento y aceptación en el mundo entero. Su origen corresponde a la Europa del Norte, en donde hoy en día la vida es más sabrosa, o por lo menos más digna, que en otro sector o punto de este plantea llamado tierra.

Suecia es la cuna de los derechos humanos y de la geopolítica, entre tantas otras cosas más. Los vilipendiados descendientes de los vikingos han dado muestra al mundo entero de cómo poder vivir en forma plena sin perder la naturaleza de sus derechos humanos y la concepción misma del derecho positivo.

El Estado, como una forma de vida, es la máxima obra de Kjellén. En ella describe sus ideas y el pensamiento de grandes eruditos de la talla de Alexander von Humboldt, Karl Ritter y Friedrich Ratzel.

Quizás para muchos estos nombres y hombres son desconocidos. Pero para el mundo que tiene una concepción más clara, de qué es y para qué es la geopolítica, no lo son.

Es por ello que es ya una obligación imperativa que, en México, los ciudadanos y, quizás, el gobierno, se comprometan con este tipo de temáticas, que forjan en verdad una nación fuerte y sólida como ocurre hoy en día en los países escandinavos.

La prueba de que estamos mal, en este tipo de temas y en muchos más, es nuestra afligida realidad. Los embates que hacen las potencias extranjeras y que buscan a toda costa desestabilizarnos como nación sólo tienen un propósito: el de alcanzar fines de dominio y control, y nos guste o no, esto es parte de la geopolítica mundial.

Dice el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas que no es suficiente marchar, gritar y levantar la bandera nacional. En lo personal, estoy de acuerdo con él. Desde luego que no es suficiente, de hecho es muy pobre la idea de protestar, cuando éstas dividen, debilitan y rompen con su objetivo y recaen en malas intenciones políticas.

Sabemos de antemano que en México no se mueve la rama de un árbol si no es por la voluntad del gobernante en turno. Haciendo con ello trizas el Contrato Social y El Espíritu de las Leyes, los mismos que les otorgó el poder que hoy ufanamente ostentan y en más de las veces presumen y se rebasan sus excentricidades.

¿Cómo entonces combatir a este puñado de excéntricos, que no se cansan de explotar al pueblo? La respuesta es simple: hay que estudiar, hay que prepararse y enfrentarlos a través de la razón. Porque México, merece vivir en un Estado significativo con dignidad, respeto y tolerancia.

No podemos seguir solamente marchando, gritando o agitando banderitas bajo el yugo de la manipulación e intereses personales. No podemos seguir esperanzados a ver qué nos puedan dar o quitar. Este tipo de gobernantes denigran al ser humano, porque sus decisiones son malas, porque son malos administradores y peores gobernantes.

La geopolítica estudia el pasado, el presente y el futuro de los pueblos. La herencia es inusitada y en más de las ocasiones absurda, pero hasta ahora ésa es la pauta que hemos seguido.

Actualmente existen varias directrices de geopolítica. Pero nos guste o no, tarde o temprano, los golpes y cracs mundiales nos obligarán a saber y aprender que no podemos seguir sumisos y que la geopolítica es economía-mundo, Estado-nación y localidad.

Quod, dixi, dixi
Con el viejo estilo de divide y vencerás, Yolanda Tellería ha puesto en jaque a los comuneros de El Huixmí, con el resto de la ciudadanía pachuqueña. Tellería debe de entender que no está comprando varillas o bultos de cemento, y que si quiere gobernar con la ley en la mano, lo debe de hacer a través del diálogo y buenos acuerdos, y no por medio de la mentira y el engaño ciudadano.

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