El precandidato presidencial José Antonio Meade se mira muy tranquilo, seguro en cada una de sus reuniones (petit comité) previas a su formal campaña electoral por la titularidad de la Presidencia de la República. El exfuncionario federal de altos vuelos tanto para el PAN como para el PRI en los dos más recientes gobiernos federales ha dicho que él ganará la contienda y que quien encabeza de nuevo las preferencias comiciales por la titularidad del Poder Ejecutivo se quedará con las ganas. Según lo dicho por el ciudadano abanderado priísta (o prianista, da igual), Andrés Manuel López Obrador ya puede prepararse para su tercera derrota ante las autoridades electorales aunque sus simpatizantes atiborren las urnas a su favor.
Sí, el precandidato neopriísta se nota muy seguro; tanto que se hizo eco de la afirmación del diario británico Financial Times que lo da como el futuro ganador de la contienda electoral de este año, porque es apoyado por la formidable maquinaria electoral priísta, alega el rotativo. Desde luego que la publicación inglesa es una de las voces de los poderosos estancos financieros internacionales y él, Meade Kuribreña, es uno de tantos seleccionados por los poderes de facto externos para encabezar el máximo puesto del sistema político mexicano, mientras los facciosos internos son los encargados de hacer la tarea para lograr el cometido a como dé lugar.
Ante este panorama, el reconocido político Porfirio Muñoz Ledo afirmó en una entrevista que ya se prepara un golpe de Estado electoral y que él y otros personajes ya se alistan para denunciar e impugnar con toda la legalidad posible tal pretensión. Para ello, apuntó el experimentado político, se convocará a actos masivos de protesta en calles y plazas públicas, además de acudir a tribunales internacionales para exigir la anulación del previsto golpe de Estado electoral.
Pese a la autoridad de que goza Muñoz Ledo en la cosa pública, su denuncia y advertencia se antoja como a “toro pasado”, pues se entiende de su decir que los fraudes electorales han sido golpes de Estado y éstos han ocurrido en las más recientes contiendas por la Presidencia de la República, siendo los más notorios los casos del priísta Carlos Salinas de Gortari en 1988 y el del panista Felipe Calderón Hinojosa en 2006. Aunque trampas hubo para el triunfo de Ernesto Zedillo Ponce de León (el panista Diego Fernández de Cevallos bajó dramáticamente su campaña luego de triunfar en el debate con Zedillo y Cuauhtémoc Cárdenas-1994), y también un feble candidato priísta (Francisco Labastida Ochoa) para abonar al triunfo del panista de ocasión Vicente Fox Quezada en 2000.
Como dejan claro todos los indicios, y salvo que los reales poderes de facto decidieran otra cosa, José Antonio Meade será encaramado en la Presidencia de la República suceda lo que suceda en las urnas electorales. El dos veces secretario de Hacienda no representa ningún problema para los poderes exógenos que lo eligieron, y si bien el precandidato panista Ricardo Anaya surge del mismo nicho neoliberal, éste resultaría incómodo como presidente por su hiperactividad.
Andrés Manuel López Obrador es un caso aparte porque tiene ideas y proyectos propios, aunque lo cierto es que, de ganar en las urnas y si lo dejaran pasar a Los Pinos, el tabasqueño no tendría manera de echar por la borda las reformas constitucionales que se han puesto en marcha en las tres últimas décadas, pues éstas fueron impuestas por esos poderes de facto que en el territorio nacional mexicano ya se muestran en todo su esplendor.