Una imagen de una joven futbolista del Club Pachuca, este fin de semana, ha desatado polémica e indignación en redes sociales. No por la imagen, que, en teoría, no debería causar ninguna reacción, pues se trata de una menor de edad realizando ejercicio. La irritación nace de la hilera de comentarios sexualmente violentos contra una menor de edad, la cual se convierte, para muchos cibernautas, en un objeto.
Como si se tratara de una gracia, un centenar de usuarios sugieren violar o abusar sexualmente de una menor en un país en el cual cada año mueren cientos de mujeres a manos de hombres que por alguna razón las creen parte de su propiedad, porque amanecieron con las ganas o simplemente por sentirse superiores.
Tan sólo en 2017, el año que terminó hace tres días, más de 12 mil mujeres murieron en México bajo la presunción de homicidio; de ellas, sólo 25 por ciento, de acuerdo con el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, se investiga como tal.
Y es que hemos normalizado la violencia e ignorado la enfermedad. Aterra saber que alguien que vive a unas cuadras piense que puede abusar de una menor, pero aterra más saber que nuestras mujeres están expuestas a este tipo de trata. Es por ello que como sociedad no podemos seguir minimizando los síntomas que diario observamos. 
Antes de los sismos de septiembre de 2017, el país vivía la indignación del asesinato de la joven Mara Castillo, en Puebla, a manos de un conductor de Cabify, quien, como todos los comentarios contra la futbolista de Pachuca, aprovechó la oportunidad de viajar con una joven en estado de ebriedad para abusar de ella y asesinarla como si de un animal se tratara. En junio, trascendió el asesinato de una niña de 11 años, llamada Valeria, a quienes sus padres subieron a una combi para protegerla y fue violada y asesinada por el conductor, quien vio la oportunidad de perderse de su ruta para cometer una atrocidad. 
Y en ambos casos la normalización de la violencia nos dijo que a Mara la mataron porque iba borracha, por lo cual ella tenía la culpa. En Neza, a los padres de Valeria los culparon por irresponsables, por no subir a la combi o dejar que la niña se mojara con la lluvia.
Como ésos, cientos de casos en nuestro país, que se sigue asombrando porque la FIFA multa a la selección de futbol porque sus aficionados creen gracioso insultar al portero con una referencia discriminatoria.