Se levantó ayer la contingencia, pero no porque el Hoy no Circula súbita y milagrosamente haya empezado a funcionar. Ayer se acumulaban tres días de Doble Hoy no Circula que sacaron de la circulación a 40 por ciento de los autos. Además fue feriado escolar, lo que quitó a otros de las calles. Muchas gasolineras no operaron y algunas dependencias oficiales se fueron (increíblemente) de puente. Aun así la calidad de aire fue mala: 127 grados IMECA a las tres de la tarde, aunque ya no se alcanzaron los 150 de la contingencia.
El viento y la lluvia que empezaron desde la noche anterior, y no el Doble Hoy no Circula, contuvieron la contaminación. Sin embargo, la Comisión Ambiental de la Megalópolis, la CAMe, tardó dos horas en anunciar su decisión, señal de que algunos fundamentalistas querían seguir manteniendo el castigo a los ciudadanos.
En realidad estamos cometiendo un error al tratar de medir el éxito del Hoy no Circula, o del Doble Hoy no Circula, con los índices de calidad de aire. Los funcionarios de la CAMe se muestran confundidos ante el hecho de que las restricciones a la circulación no sólo no han funcionado sino que aparentemente han aumentado la contaminación, pero no hay razón para suponer que una medida sencilla como ésta pueda generar una disminución de la contaminación en un “sistema complejo”.
Vamos a suponer que los equipos de medición son realmente muy certeros, cosa que dudo. Aun así, la calidad del aire es lo que los físicos y matemáticos llaman un sistema complejo. ¿Qué significa esto? Que sobre ella inciden un sinnúmero de factores con complejas interacciones entre sí.
La calidad del aire depende de la insolación, la humedad ambiental, los cambios de temperatura, los vientos, la lluvia, las emisiones de dióxido y monóxido de carbono, las partículas de diésel y de fábricas, las emisiones de metano de los tiraderos de basura y muchos más. Todos estos factores, y otros, interactúan entre sí e inciden en la calidad del aire. Es muy difícil pronosticar las consecuencias inmediatas de una decisión simple en un sistema complejo.
Un elemento de la ecuación es particularmente difícil de medir: el comportamiento humano. El burócrata puede prohibir que un auto circule un día a la semana, pero el usuario del vehículo no necesariamente se va a quedar sentado en su casa todo el día. Tampoco significa que vaya a utilizar un transporte público masivo como el Metro. Si se sube a un taxi, o si varios miembros de su familia recurren al auto que les queda pero recorren muchos más kilómetros para trasladarse todos, el resultado puede ser un consumo mayor de gasolina. W. Luis Mochán, del Instituto de Ciencias Físicas de la UNAM, me decía ayer que la distancia recorrida por vehículos con el Hoy no Circula puede aumentar 175 por ciento.
Si realmente quisiéramos conocer la eficacia del Hoy no Circula tendríamos que considerar no sólo su efecto en el sistema complejo de la calidad del aire, que ha sido nulo o negativo, sino en el consumo de gasolina en el Valle de México. La información publicada por Pemex de este 2016 sólo cubre hasta el mes de marzo, pero el nuevo Hoy no Circula empezó a aplicarse el 5 de abril, por lo que esas cifras no nos dicen nada. Ayer marqué a Pemex para tratar de obtener las cifras de abril, pero los funcionarios se habían ido de puente jueves y viernes (no me invitaron).
Por lo pronto ayer se levantó (quién sabe por cuántos días) el Doble Hoy no Circula. Hubo quien lo celebró después de tres días de agonía. Pero no olvidemos que el Hoy no Circula de un día es ya una costosa e ineficaz imposición. Los burócratas que toman decisiones simplistas no han entendido cómo funcionan los sistemas complejos.

Sin equidad
Para que una medida de sacrificio como el Hoy no Circula funcione, debe percibirse como equitativa. No es el caso ahora. La gente ve a los políticos en camionetas seguidas de otras camionetas con escoltas, y las manifestaciones y cohetones que sí circulan todos los días.