Decía Yolanda Tellería en su discurso de toma de protesta del 5 de septiembre de 2016 que la transparencia no sería una obligación, sino una convicción, tras prometer que en Pachuca no habría más un gobierno opaco y poco transparente. Han pasado seis meses desde ese pronunciamiento y en sus palabras la transparencia en Pachuca ha quedado como “simple anécdota”.
Pachuca, el ayuntamiento vanguardista de Hidalgo, el que está gobernado por la oposición, es un reflejo de no hacer más de lo que pide de la ley, incluso menos. Basta con revisar el apartado de trasparencia del municipio, en el cual es imposible saber a qué particulares se les pagó más de un millón 300 mil pesos en arrendamientos de inmuebles durante de octubre a diciembre, y como la ley pide informes trimestrales, lo que han gastado desde enero es imposible de conocer.
De Pachuca no sabemos cuánto gasta en gasolina ni en telefonía celular, y las licitaciones y obras públicas son tan opacas que la única forma de acceder a los resultados es vía Compramex.
Las declaraciones patrimoniales de los funcionarios son una vacilada. Algunos son tan pobres que carecen de bienes materiales, ni cuenta de banco tienen, por lo cual deduzco que la alcaldía les paga en efectivo lo que dice ahí que ganan.
El colmo de la transparencia es querer vernos la cara publicando información parcial, opaca, como la omisión de los gastos de la alcaldesa para viajar a Colombia el año pasado.
En otro rubro, la alcaldía no nos informa cuánto han gastado en campañas de Facebook, ésas que a diario vemos y de las cuales todos somos testigos, pues en los montos destinados a gastos relativos a comunicación social y publicidad oficial sólo figuran 11 inserciones, campañas y spots con un costo de 66 mil pesos, correspondientes a septiembre, octubre y noviembre.