“Soy un rompe-monopolios. Quiero la mayor actividad económica al menor precio.”
Travis Kalanick
Este próximo 2 de agosto se cumplirán tres años del inicio formal de operaciones de Uber México. A pesar de la resistencia, a veces violenta, el servicio se ha extendido con rapidez. En la actualidad Uber cuenta con 45 mil conductores activos en la Ciudad de México. El número de taxis, en contraste, es de 140 mil.
Uber ha sido uno de los servicios adoptados con mayor celeridad en la historia del mundo. La empresa fue fundada en 2009 por Travis Kalanick y Garrett Camp en Estados Unidos. En 2010 lanzó su aplicación y en 2012 comenzó su expansión internacional. Para el 18 de junio de 2016 registraba ya 2 mil millones de viajes en el mundo. El servicio está presente en 450 ciudades pese a que algunos gobiernos lo han prohibido o tratado de prohibir.
En octubre de 2014 el entonces secretario de movilidad de la Ciudad de México, Rufino H. León Tovar, sostenía que Uber era una competencia desleal para los taxis y planteaba regularlo, lo cual significaba emascularlo para darle las mismas condiciones que a los taxis. Sin embargo, el jefe de gobierno Miguel Ángel Mancera entendió que Uber, más que un problema, era una solución para los problemas de transporte. Empezó así un proceso para regular el servicio sin cambiar su naturaleza.
La esencia de Uber es la libertad. Las personas pueden inscribirse como conductores y registrar vehículos sin obtener “placas” o concesiones del gobierno y sin tener tarifas reguladas. Esto ha eliminado el negocio de la venta de “placas”. Uber no contrata a conductores como empleados ni compra vehículos. Es un intermediario entre el conductor y el usuario, pero garantiza el cumplimiento de ciertas reglas. Un elemento fundamental es que el pasajero califica al conductor y éste al usuario.
Los burócratas fueros los primeros enemigos de Uber. ¿Cómo era posible que se permitiera un servicio de transporte sin que el gobierno dictara normas y tarifas? Al final han surgido reglas, incluyendo un impuesto de 1.5 por ciento del ingreso, que han limitado, pero no destruido, el servicio. Los siguientes enemigos fueron los líderes de taxistas, a los que Uber les quita el monopolio de las placas. Todavía esta semana los líderes de los taxis del aeropuerto de la Ciudad de México protestaron en un foro de la Cámara de Diputados sobre el servicio de Uber en zonas federales.
Algunos conductores han protagonizado también protestas, pero han sido de quizá 40 o 50, nada ante los 45 mil sólo de la Ciudad de México. Los conductores protestan contra el servicio compartido, Uber Pool, que hoy representa 20 por ciento de los viajes de Uber X; pero la tasa de aceptación de este servicio por los conductores, 80 por ciento, no es inferior al servicio individual.
Los críticos dicen que Uber es inseguro. De hecho, se ha registrado un caso de presunta violación de una pasajera, el cual está tribunales. Lo importante, sin embargo, es que el presunto responsable fue detenido en 48 horas por la información de Uber. Los numerosos robos y violaciones en taxis, en cambio, suelen quedar impunes.
Uber está combatiendo el desempleo y formalizando la economía. 40 por ciento de los conductores estaba previamente desempleado y 70 por ciento trabaja por primera vez en la economía formal. La razón por la cual burócratas y líderes de taxistas buscan prohibir el Uber es muy sencilla. El servicio es popular. Si no lo fuera, los clientes seguirían usando los taxis tradicionales.
Cuando quiere
La policía mexicana puede ser eficaz cuando quiere. El pronto rescate de Nayelly García Vargas, la hija secuestrada de la mujer que se postró ante el secretario de Gobernación el 26 de julio, lo sugiere. El problema es que los agentes sólo se preocupan por los casos “importantes”.
