Cuenta mi madre que mi papá jamás le alzó la mano para violentarla por alguna discusión, salvo por una sola ocasión que discutieron bastante fuerte, dándole una cachetada él a ella por haber hablado mal de su progenitora. Mi mamá nunca más permitió que le levantara la mano. El tiempo los llevó por caminos separados, pero eso no hizo que ella se sintiera menos que los demás, dándonos carreras universitarias a mis hermanos y a mí.
Desde el pasado mes de octubre, la industria del celuloide se ha visto sacudida por las revelaciones que han hecho diversas actrices contra el productor de cine y ejecutivo de estudio de filmación Harvey Weinstein, por acoso sexual, agresión sexual y violación, provocando un gran escándalo en la industria cinematográfica, tanto que después de ello, se supo de más casos similares, dando oportunidad a que gran número de mujeres compartieran sus casos de agresión sexual en diversos medios de comunicación, incluyendo las
redes sociales.
Aunado a esto, el sexo femenino dentro de las filmaciones, se ha quejado por la brecha salarial que existe entre ellas y el género masculino; desigualdad económica que en la mayoría de los casos es abismal. Inclusive en la reciente entrega de los premios Globos de Oro, se dieron discursos en los que quedaron de manifiesto las desigualdades, incluso en las nominaciones a dichos premios, dado que según un estudio, por cada 24 directores hombres, sólo hay una mujer que se sienta en la silla para dirigir una producción fílmica.
Hace unos días en México, se dio la renuncia de una jugadora del club de futbol Atlas; Alicia Cervantes Herrera, de 23 años de edad, decidió no seguir jugando por su economía, dado que sólo percibía la cantidad de 1500 pesos mensuales por jugar. Situación que evidenció que el gremio femenil en el soccer, está totalmente abandonado y a los dirigentes del futbol en el país no les interesa en lo más mínimo. Sólo recordemos que hay jugadores en territorio nacional, que ganan una cifra con tres ceros más, que lo que ganaba la joven atlista al mes.
Los movimientos feministas en la última década, han revolucionado al mundo entero. Se han hecho notar en todos los sectores, en todos los medios de comunicación, en todas las redes sociales; el empoderamiento de la mujer e igualdad de género, son en la actualidad, el punto medular del sexo femenino hacia la modernidad, pero desafortunadamente, pareciera que sólo se queda en el discurso, en los documentos y la manifestación, pero no en los hechos.
Por desgracia, esto ha sido terreno fértil para que las organizaciones políticas y candidatos a algún puesto público se apoderen del discurso para ganar adeptos en la gente y se piense que apoyarán para que realmente exista una igualdad entre mujeres y hombres. La realidad es otra. La desigualdad es aún bastante grande; los grandes puestos de trabajo siguen en poder del sexo masculino y aunque la ley electoral exige paridad en candidaturas, en la actualidad, sólo una mujer gobierna en los estados, de 32 posibles entidades federativas.
Antes de que todos estos tipos de concepto se conocieran como tal o se difundieran de tal manera, la mujer en nuestro país siempre ha sido el bastión y columna vertebral de la familia mexicana; tengo el claro ejemplo de mi madre, sólo hace falta que se les dé la oportunidad de que lo demuestren en los grandes foros, a la vista de todos, en grandes puestos de trabajo o siendo quien dirijan al país. De verdad espero que las cosas cambien y no que sólo se quede como moda de discurso de inclusión. Vivamos juntos el aquí y el ahora.