En el horizonte político de México, se vislumbra un cambio trascendental: por primera vez en la historia, el país podría ser gobernado por una mujer. Este hecho no solo marca un avance en la equidad de género, también refleja la evolución de nuestra sociedad hacia un liderazgo más inclusivo. En el Día Internacional de la Mujer, es esencial reflexionar sobre este acontecimiento y el papel que las candidatas, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, desempeñan en este panorama político inédito.

Claudia Sheinbaum, exjefa de Gobierno de Ciudad de México, representa la alianza entre Morena, Partido del Trabajo (PT) y Partido Verde Ecologista de México (PVEM). Su experiencia previa y su liderazgo durante momentos cruciales en la capital del país la han consolidado como una figura influyente y respetada. Por otro lado, Xóchitl Gálvez, senadora con licencia, encabeza la coalición Fuerza y Corazón por México, integrada por el Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD). Ambas mujeres enfrentan un desafío sin precedentes en un escenario político que, aunque avanza, aún presenta obstáculos significativos para las mujeres.

El Día Internacional de la Mujer nos brinda la oportunidad de reconocer no solo los logros individuales, sino también los obstáculos que persisten. A pesar de los avances, la equidad de género sigue siendo una lucha constante. La participación de estas dos mujeres en la contienda presidencial destaca la importancia de desafiar las barreras y abrir camino para las generaciones futuras.

Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, al postularse para la presidencia de la República, no solo desafían la narrativa tradicional, sino que también promueven un diálogo crítico sobre la inclusión y el empoderamiento de las mujeres en la política. Más allá de la preferencia partidista, estas candidatas encarnan la capacidad de liderazgo femenino.

Es fundamental que la sociedad respalde y critique de manera constructiva a estas mujeres, reconociendo sus habilidades y propuestas más allá de cualquier estigma de género. Al hacerlo, contribuimos al cambio cultural necesario para transformar nuestras instituciones y garantizar que más mujeres se sientan empoderadas para participar activamente en la política.

El Día Internacional de la Mujer nos llama a reflexionar sobre el progreso logrado y los desafíos pendientes. Reconozcamos la valentía y el compromiso de mujeres como Sheinbaum y Gálvez, quienes representan un paso más hacia una sociedad más igualitaria y justa. Que su participación inspire a todas las mujeres del país a alzar la voz y ocupar los espacios que les corresponden en la construcción del México del mañana.