Mientras recorría la calle Observatorio, en el barrio La Palma, el candidato a presidente municipal de Pachuca por Morena, Jorge Reyes, se reencontró con su viejo amigo, quien de manera espontánea lo saludó al reconocerlo.

Lucio Alamilla fue trabajador de la construcción durante muchos años y sus amigos lo conocían como el Jarocho. A sus más de 70 años de edad sigue conservando su entusiasmo y su buen humor.

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El Jarocho es un personaje muy conocido en el barrio. En su encuentro casual recordó cuando conoció al papá del candidato en Ciudad de México, porque el arquitecto le dio trabajo como albañil.

Jorge Reyes le contó que su padre construyó siete casas en la capital del país en 1971, y tuvo la oportunidad de convivir mientras trabajan en esos proyectos. Los dos coincidían en algo: ambos eran de Pachuca, la
capital hidalguense.

“Él hizo un edificio que está en Morelos y Mina, ahí fue su primera oficina, en las María Luisas”. El Jarocho dice que conoció a los hijos del arquitecto desde niños, entre ellos al candidato Jorge Reyes cuando hacía sus inicios en la construcción.

-¿Cómo era Jorge de niño?, le preguntó uno de los que se encontraban en ese momento.

-Yo lo conocí hasta los ocho años, su papá lo mandaba a las obras, a la Sierra, a Huejutla, a Chapulhuacán, así que conoce de construcción.

Jorge Reyes comenzó a trabajar con su padre, el arquitecto, desde los 16 años de edad. El Jarocho dice que el arquitecto era una persona exigente, con todos, con sus trabajadores, pero también con su hijo.

“A mí su papá me consideraba como su amigo, pasamos muchas cosas juntos, buenas y malas porque así es la construcción. Nosotros recorrimos todo el estado, hicimos escuelas, caminos, obras de agua potable, fui su mano derecha del arquitecto Alberto Reyes Guerrero”, recuerda.

El Jarocho y el candidato tuvieron un agradable momento durante su recorrido por La Palma, donde ambos recordaron esos momentos en los que coincidieron cuando estaban bajo las órdenes del arquitecto.

“Su padre era buena gente, Jorge comenzó desde abajo, vivió en Angostura, en la casa de su padre, me tenía mucha confianza como yo a él. Lo recuerdo con respeto y cariño”, cuenta Alamilla.