Es una pregunta que siempre realizo desde hace varios años que me he dedicado a hacer coberturas de prensa de este maravilloso deporte espectáculo en nuestro estado, donde en cada función veo a una veintena de hombres y mujeres entregar todo en el cuadrilátero a expensas de su propia vida para agradar a un público.
Y es que no es fácil, nunca ha sido sencillo, eso siempre lo escribiré en mi columna. Siempre reconocerse el trabajo que realizan estos hombres y mujeres en una zona de combate, como es el cuadrilátero y que, a pesar de que en muchas ocasiones no son las mejores condiciones, trabajan con toda fuerza y vigor en el ring.
Tienen varias misiones, entre ellas divertir a una audiencia que tiene apetito de adrenalina, que muchas veces el público es ingrato y, en vez de reconocer lo que hacen, critican lo que ven en el ring; pero hacen eso por ignorancia, por ser un público más conocedor de la lucha libre.
Aún no sé de qué están hechos.
Sus familiares deben estar conscientes de que siempre es un riesgo subir bien, y esperan bajar con bien, por eso se vuelve indispensable tener fe en la divinidad o en santos o en ángeles donde depositar esa creencia de que todo estará bien.
Muchos luchadores logran realizar trayectorias importantes con base en dolor que sufren y experimentan.
Lo peor es que, aun así, hay mucha gente que no cree que la lucha libre es un deporte de verdad y auténtico. Se pegan, y bien. Se pegan, y fuerte. No todo el mundo tiene capacidad, sin embargo, ahí está el otro porcentaje que si puede.
Hace unos días, en una función normal, en un martes normal, en una lucha estrella normal, se desarrolló un encuentro entre Pagano, acompañado de Dave The Clown ante Psycho Clown y Joe Líder, batalla que se desarrollaba normal, sin exabruptos
En un vuelo, un movimiento conocido como espaldarazo, Pagano se lanzó sobre Joe Líder, quien estaba enfrente de las butacas que se encuentran cercanas a la cabina de audio local, y en ese vuelo Joe Líder se fue hacia el piso por la inercia, la dinámica del vuelo y se precipitó al piso.
Cuando iba cayendo, se pegó un golpe brutal del lado derecho de la cabeza y fue una apertura de su cráneo que le costó 27 pulgadas en una necesaria atención médica por lo profundo de la herida.
Y vuelvo a preguntar:
¿De qué están hechos los luchadores?
Al día siguiente, Joe Líder tenía un compromiso en San Luis Potosí y se presentó y luchó.
Muchas veces el público es ingrato y peca de ignorante.
Piensa que en un deporte de alto impacto no duelen los golpes, piensa que “no se pegan de a de veras”; pero así es el público, contemplan una realidad que los rebasa y ellos piensan de manera irresponsable la manera de trabajo de los gladiadores.
Admirable el trabajo de ellos, siempre estaremos apoyando su desarrollo desde esta columna de opinión.