El Tri en nuestras vidas
 
Hace (85) meses
 · 
Compartir:

La Selección Nacional es como una llamada a misa: cada quien tendrá diferentes maneras de atenderla, valorarla y apoyarla según su propio dogma de fe.

El Tri no es un elemento patriótico. O por lo menos no se salva nada de nuestra soberanía y valores nacionales si gana, pero tampoco se van al barranco cuando cae.

El ser humano está diseñado en general para ver blanco o negro. Cuesta trabajo mirar los matices que ofrecen algunas cosas y el futbol es una de ellas.

La Selección no lo es todo, pero tampoco es nada.

Y sin que se esté apostando algún valor patrio, sí es un hecho que el Tri nos representa futbolísticamente como país. De la importancia que cada quien le dé a este deporte se derivará el sentimiento que inspire en cada corazón, o deje de inspirarlo.

Entonces hay varias maneras de ver y sentir al Tri.

Si Jorge Luis Borges organizó una célebre cátedra en Buenos Aires a la hora en que Argentina jugaba la Final del Mundial del 78 en el Monumental de River contra Holanda para demostrar con desdén que el mundo sigue girando mas allá del futbol, en México habrá gente que ni sepa, ni le interese, ni le mueva saber que este viernes hay partido en el Azteca contra Costa Rica. Y que en ese partido se juega una parte de las aspiraciones mexicanas para asistir a otro Mundial, para muchos infaltable.

Hay quien ve a la Selección como parte de su ánimo. Es un gran motivo de festejo, celebración y catarsis cuando gana partidos importantes. Y una razón sólida para caer en la depresión y faltar al trabajo si los holandeses con un penal que científicamente nunca comprobó su autenticidad, eliminan a los verdes del Mundial más soñado.

El Tri tiene en ensueño por encargo: que gane por quien no lo puede hacer en la vida diaria, sea en nuestro complejo país o en el del norte, donde hay que tener cada vez mayores motivos de orgullo que hagan al pueblo inmigrado menos vulnerable moralmente.

La parafernalia mediática, las multitudes que llenan el estadio, los grupos sociales que se reúnen frente al televisor hacen diferente el día de juego porque si se sienten representados en mayor o menor grado. Y eso es un valor en estos tiempos en que es tan difícil tener modelos que sean capaces de decir algo por nosotros.

Eso implicaría apoyar los 90 minutos al equipo, pase lo que pase y comprender que a veces se pierde.

Pero es precisamente por esa representatividad que duele tanto la derrota: se abuchea porque la esperanza, del mismo tamaño que la necesidad emocional, ha sido traicionada.

El Tri es un pequeño reflejo de muchos de nosotros, pero en pantalón corto. Es un retrato que juega.

El viernes, por eso, será un día diferente.  

Compartir:
Etiquetas:
Relacionados
title
Hace 26 minutos
title
Hace 29 minutos
title
Hace 39 minutos
title
Hace 44 minutos
Se dice
/seDiceGift.png
Especiales Criterio
/transformacion.jpeg
Suscribete
/suscribete.jpg
Más popular
Por Redacción Criterio . 13 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 24 de abril de 2024
Por Redacción Criterio . 17 de abril de 2024

© Copyright 2023, Derechos reservados | Grupo Criterio | Política de privacidad