La gran oportunidad del futbol mexicano
 
Hace (75) meses
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Cuando las Manos de D10S desenroscaron la sexta pelota que salió del bombo dos y extrajeron el trozo de papel en su interior, y lo mostraron al mundo, y éste tenía escrito “MEXICO” (sic); las risas del Doctor García y Christian Martinoli se convirtieron en expresiones de sorpresa, y a más de uno se le atoró el cereal o el café se le fue “por el camino viejo”.
La trasmisión oficial de la FIFA mostró el rostro inexpresivo de Joachim Löw y, entonces, vimos a Juan Carlos Osorio, con una sonrisa a medio camino entre la sorpresa, el nerviosismo y la resignación.
En la previa al sorteo, el director técnico del Tri había declarado que prefería enfrentarse a los mejores desde el principio y se le cumplió el deseo, ya sea por buena fortuna o por una de esas bromas que la suerte juega de vez en cuando.
Lo cierto es que el combinado nacional se verá las caras con tres duros rivales en la fase de grupos: el campeón del mundo, Alemania; Suecia, que eliminó a Holanda e Italia en las eliminatorias, además de hacer sudar a Francia; y Corea del Sur, el rival débil en el papel, pero de ésos que siempre se complican en el césped. En algo estaba yo de acuerdo con Osorio, prefería a una potencia del calibre de Alemania en la primera etapa, donde hay un mayor margen de maniobra, antes que toparla en octavos del final. Acá el problema es que nos toca en ambas instancias; pues, de calificar, México se cruzaría con Brasil.
El camino no pinta sencillo para la selección, todo lo contrario; sin embargo, y como declaró el mismo entrenador nacional tras conocer su destino en la copa, ésta es la gran oportunidad del futbol mexicano. El colombiano ha sido brutalmente criticado, tanto por la prensa como por los aficionados, a pesar de entregar resultados que nadie había cosechado con el Tri en los últimos años: clasificación tranquila al Mundial y victorias en Estados Unidos y Honduras incluidas (sí, acepto que acá también cabe el ya tristemente célebre 7-0).
Mi punto es que Osorio, sí o sí, va a estar en el banquillo tricolor el próximo 17 de junio, cuando suenen el Himno Nacional Mexicano y Das Deutschlandlied en el sonido local del estadio Luzhnikí, con todo en contra: el adversario, la prensa, los pronósticos de la afición (que, seguramente, alentará como en cada mundial, a pesar de las dudas). Será entonces cuando el colombiano, y los propios jugadores, puedan mostrar su verdadera valía; ahí veremos realmente si el timonel que se preparó en Inglaterra puede preparar a una selección tan bien como comparte sus conceptos futbolísticos al frente de una cámara.
Los jugadores, por su parte, están ante una ocasión como ninguna otra para sacudirse el título de divas que arrastran desde hace cuatro años, cuando la generación que nos había ilusionado con el oro olímpico tuvo que depender de Estados Unidos para clasificar al repechaje. Los Dos Santos, los Vela, los Hernández, los Guardado; todos ellos pueden escribir, tal vez, la historia más brillante en la historia de la selección con un buen resultado
ante Alemania.
Lo mejor de todo es que nadie espera que lo hagan. Si pierden serán llamados divas nuevamente, sí; pero sería lo normal. En cambio, si sacuden al gigante teutón, el cielo puede ser el límite.

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