Hace 15 años, el lunes 29 de enero de 2001 por la noche, un joven con mucho talento que en poco tiempo se había convertido en ídolo de los Tuzos del Pachuca perdía la vida en un trágico accidente.
El argentino Pablo Hernán Gómez, de 23 años, falleció junto con su esposa Mónica en un accidente automovilístico cerca de la comunidad de La Manga, en el municipio de Huichapan, Hidalgo.
La noticia conmocionó no sólo a los seguidores del equipo hidalguense, sino a todo el futbol mexicano y de otras latitudes, pues Pablo Hernán, con ese talento que dejaba en las canchas cada que tocaba el balón, era un referente de Pachuca y figura del balompié.
Gómez Manzanella fue seleccionado juvenil con Argentina y posteriormente llegó a México para jugar con el Morelia para el torneo Verano de 1998, después tuvo un paso por Veracruz y se convirtió en jugador de los Tuzos en el Verano 1999.
Pablito fue parte fundamental del primer campeonato en la historia del cuadro hidalguense, el Invierno 1999 ante Cruz Azul, lo que le valió ganarse más el corazón de una afición que siempre le mostró un gran apoyo.
Un día antes de su fallecimiento, domingo 28 de enero, el número 20 de los Tuzos jugó, dio un pase de gol a Pedro Pineda y salió de cambio a los 79 minutos, sin imaginar que esa sería la última ovación que recibiría en la cancha del estadio Hidalgo con vida.
Con una misa multitudinaria en la iglesia de La Villita y una despedida en el estadio Hidalgo en la que estuvieron miles de personas, la afición blanquiazul, compañeros y directiva le dijeron adiós al argentino, cuyos restos quedaron sepultados en un cementerio de Pachuca.