El 14 de junio de 1992 los Tuzos del Pachuca consiguieron el que, para muchos, es el ascenso más emocionante que lograran a la primera división. Aquella tarde fue memorable y todavía es recordada por muchos aficionados tras la victoria sobre Zacatepec.
Después de 25 cobros de penal, Manuel Padilla anotó el tiro definitivo que le dio a Pachuca un lugar en el máximo circuito y que hizo explotar a los cerca de 12 mil aficionados que estaban en las tribunas del estadio Revolución Mexicana y los más de 10 mil que llenaron el cerro de Cubitos, en una postal que quedó para la eternidad.
Los festejos iniciaron en ese momento y se extendieron durante toda la tarde por la Bella Airosa al ver nuevamente al equipo en la división de honor, donde soñaban poder por fin destacar.
Después de que un año antes perdieran la final por el ascenso ante Atlante también en penales, los Tuzos hicieron una campaña brillante en la temporada 1991-1992 que fueron líderes con 69 puntos bajo el mando de Benjamín Fal.
Con ello, los blanquiazules se instalaron en la liguilla, en la que vencieron a los equipos Bachilleres e Internacional para instalarse en la final, donde se encontraron a uno de los más acérrimos rivales que han tenido los Tuzos en su historia.
El partido de ida en el Coruco Díaz tuvo clima adverso para los hidalguenses en todos los sentidos, con lo que los Cañeros de Zacatepec sacaron la ventaja 2-1 en casa, en el que el gol tuzo fue de Efrén Meza, atacante de Tula importante para los mineros.
Pero la historia en la Bella Airosa fue distinta. Una fiesta total se vivió antes, durante y después del partido, en el que el público jugó un papel importante. Fue al minuto 25 del encuentro cuando Roberto Gato Sandoval aprovechó una falla del arquero cañero y definió cruzado para el 1-0 y empate global 2-2 en el marcador.
Aunque buscaron romper la igualada, esta se mantuvo y llegaron los tiempos extras, en los que tampoco pudieron hacerse daño, por lo que el boleto a la primera división tuvo que definirse desde los once pasos.
Una larga tanda puso los nervios de punta en el Revolución, hasta que llegó el momento en que le tocó cobrar nuevamente a Jaime Ríos, efectivo delantero de Zacatepec, a quien el arquero
de Pachuca Rolando Soto logró atajarle el disparo para dejar la mesa servida para que los locales lograran el campeonato.
Fue Manuel Padilla el que de pierna zurda definió el penal que hizo explotar al estadio Revolución, el cerro de Cubitos y toda la ciudad, que nuevamente tenía a su equipo en la primera división después de 20 años de su primer ascenso.
Para muchos, este ha sido uno de los mejores equipos de Pachuca en la historia por todo lo que logró en la segunda división, por el ascenso y por grandes momentos que tuvo con jugadores que se convirtieron en ídolos y dejaron su nombre grabado, como Soto, José Luis González y Orlando Segura.