“Construimos casas, pero no tenemos una”
 
Hace (83) meses
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Con zapatos salpicados de cemento, una gorra o paliacate en la cabeza para cubrirse del sol y una cruz adornada con flores de colores, trabajadores de la construcción acudieron a La Villita a celebrar su día. Otros hicieron fiestas entre cimientos, pero también hubo quienes carecieron de festejo.

Su vida se va entre hacer mezclas, cargar botes, subirse a los andamios y sortear accidentes, porque ser albañil conlleva un riesgo: perder una parte del cuerpo o la vida, coincidieron tres personas dedicadas al oficio: Vicente Miranda, Miguel Pérez y Gregorio Corona.

Vicente Miranda, el “maistro” de obra de remodelación que se realiza en la sede del Partido Acción Nacional (PAN), ubicada en la Avenida Madero, narró que son ocho personas las que se encuentran a su cargo.

Cuentan con seguro, reconoció, aunque éste se concretó ocho días después de que iniciaron las labores. Las enfermedades que, dijo, más padecen son respiratorias, porque aspiran las partículas de cemento y los solventes

“Siempre hay que buscar estar asegurados; en los 13 años que llevo en este oficio he visto accidentes y compañeros que pierden la vida”, lamentó.

Para Miranda, los salarios y el poder cotizar para una vivienda son las prestaciones que desearía para su gremio.

 “Construimos casas, pero no tenemos una”, dijo en entrevista tras acudir a La Villita a bendecir una cruz de madera, al cual lucía adornada con rosas rojas.

Miguel Pérez lleva 44 años en el oficio, ahora labora en la construcción que se realiza en la calle de Salazar esquina con Vicente Guerrero, en el Centro de Pachuca. Manifestó que no está autorizado para dar el nombre de la constructora, pero que son más de 100 trabajadores, todos con asegurados ante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

“Me gustaría que la gente valorara el trabajo de un albañil, es el que construye; el que estudia hace planos y nosotros ponemos los cimientos. Una vez vi cómo dos de mis compañeros murieron porque los aplasto una viga”, recordó.

Gregorio Corona lleva nueve años en el oficio. En entrevista, comentó que siempre ha buscado seguro, ya que es un trabajo peligroso: “un descuido y puedes morir”.

De acuerdo con trabajadores de la construcción, diariamente laboran entre 8 a 12 horas, pero si hay un colado puede ser hasta 15 o 20 horas.

Los sueldos oscilan entre mil 200 semanales, para un “chalán”; de mil 400 a mil 600 para una media cuchara, y un maistro gana de dos mil a dos mil 500 mensuales.

Los albañiles que remodelan la zapatería Tres Hermanos, en la calle de Guerrero y Salazar, no tuvieron festejo.

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