Doña Isabel Alcívar Alvarado aseguró que en la calle Libertad 413, en el centro de Tulancingo, nació el guajolote. Rememoró que desde los 10 años ha realizado este oficio heredado por su madre, Rosa Alvarado Badallares, creadora del tradicional alimento en 1948.
“El guajolote lo hizo mi madre para unos ingenieros de la luz que llegaron a comer, les dijo ‘ya no tengo nada, pero si quieren les hago una tortita’, y ellos respondieron que sí y que sería su guajolote de Navidad.Días después regresaron a pedir eso mismo tan rico que mi madre les había preparado en Nochebuena”, reseñó.
Con la voz entrecortada, Isabel expresó: “mi mamá era una mujer bien luchona, por eso hacer guajolotes en Tulancingo también es hablar de las mujeres que todas las noches trabajan para sacar adelante a familias enteras con este antojito”.
Todos los días hace el platillo, de las 20:00 horas hasta la medianoche, en el local que lleva por nombre El Portón de Rosita.
La vendedora opinó que “se debería hacer una feria a nivel estatal, algo más grande, lo merecemos”.