En Hidalgo hay 403 personas de origen indígena detenidas en los Centros de Reinserción Social (Ceresos) y cárceles distritales, lo que representa 10 por ciento de la población penitenciaria.

El nahua es el grupo étnico con mayor población indígena en el estado con 227 personas; le sigue el ñhahñú, con 111; otomíes, con 56; mientras, de las etnias huichol, quecchi (Guatemala), mixteco, zapoteco, mixe, tepehua, totonaco, popoluca y tlapaneco hay un interno, respectivamente.
De acuerdo con la Dirección General de Prevención y Reinserción Social en la entidad, a través del diagnóstico penitenciario correspondiente al primer semestre de 2016, los tres delitos más comunes por los que se inculpan a mujeres indígenas son homicidio, asalto y secuestro, mientras que en los hombres son homicidio, violación y asalto.
Los centros penitenciarios en los que se concentra la mayor población indígena en Hidalgo son: Huejutla, con 131 internos; Tenango de Doria, con 64; Ixmiquilpan, con 53; Pachuca, con 36; la cárcel de Zacualtipán, con 30, y Tulancingo, con 28 indígenas presos.
La Comisión de Derechos Humanos del Estado de Hidalgo (CDHEH) observó como “una grave desventaja que es común que las personas integrantes de estos grupos de población no hablen ni comprendan el idioma español”.
Esta desventaja, se señala en el documento, vulnera los derechos humanos de los presos para acceder a la procuración e impartición de la justicia. “Un reiterado reclamo es la capacitación de las personas y servidores públicos que les auxilian en el seguimiento de sus procesos, en la compurgación y extinción de sus sentencias, así como de su estancia en prisión”, señala el documento.