Juventino Pérez Melo está muy cerca de cumplir 70 años de edad. En la casa de descanso María Elena Ramírez de Lozano, el aún sexagenario recibe atención.

Con dificultades de movilidad por una caída, que lo mantuvo hospitalizado dos años, señala que las autoridades deben ofrecer condiciones de inclusión en infraestructura en los espacios públicas como en los privados, pues un porcentaje “importante” de las personas adultas mayores vive con algún tipo de discapacidad.

“Yo diría a las autoridades que en su ámbito de competencia tomen las medidas necesarias para que todo tipo de persona con alguna discapacidad pueda hacer uso de los diferentes espacios que la sociedad ofrece, pues aún existen barreras arquitectónicas para pasar con la silla de ruedas, andaderas o bastones.

“En el ambiente urbano de una ciudad, las rampas de las banquetas son de una inclinación exagerada y las sillas de ruedas ganan mucha velocidad, por lo que debe haber estudios para una inclinación que marcan los cánones de la construcción, 8 por ciento sobre el nivel de piso”, expresó.

El arquitecto con registro de perito, miembro del Colegio de Ingenieros Arquitectos desde hace más de 15 años, considera que tiene una buena la relación con su familia, pues desde hace muchos años se hizo cargo de su hermana e hijos, pero con el tiempo la dinámica ha cambiado, pues la caída le “tronó” el arco de un pie.

A su egreso del hospital, él y su familia decidieron que entraría a la casa de descanso, pues su hermana es mayor que él y no puede auxiliarla. “Lo ven a uno como una persona que ya pasó su ciclo y se vuelve un poco fría su relación con uno. Mi relación con Mima (hermana) es todo lo contrario porque ella trata de apoyarme, si no es por ella yo no salgo de la situación en que estuve hospitalizado. Le debo a ella que en dos ocasiones que estuve grave yo salí adelante”, agregó.