Padres y la defensa de Ana Itzel Escamilla Téllez, adolescente de 14 años asesinada en 2014, solicitarán a la Procuraduría de Justica de Hidalgo (PGJH) la exhumación del cuerpo, pues desde hace tres años y 18 días los progenitores han sostenido que el cadáver que les entregaron no corresponde al de su hija.

Hace tres semanas el expediente 12/SPM/758/2014 fue asignado a una mesa de delitos contra la vida y la salud  para iniciar con las indagaciones, ya que el padre de la víctima, Juan Carlos Escamilla Rodríguez, quien pasó dos años en prisión por las acusaciones de la fiscalía y lo dictado por el juez Porfirio Austria Espinoza, hace un año y cuatro días quedó absuelto del feminicidio, por el que fue acusado. 

El 15 de junio de 2016 recibió sentencia absolutoria tras acreditarse irregularidades en el proceso y manipulación de pruebas.

En entrevista con Criterio, Escamilla señaló que al siguiente día de su salida del Centro de Reinserción Social de Pachuca (Cereso), él y su esposa, Janeth Téllez Islas, acudieron a las PGJH para pedir que se reabriera el caso.

“Fue un año de trabas para darnos el expediente, fuimos a la procu para que ellos lo solicitaran, pero nos dijeron que debíamos ser nosotros quienes debíamos ir con el Ministerio Público de Actopan (el cuerpo de Ana Itzel fue hallado semienterrado en un ejido Tilcuautla, San Agustín Tlaxiaca). No supimos dos meses del expediente hasta que hablamos con el abogado Alberto Huerta, del Tribunal Superior de Justicia, y el ayudó a su localización”, añadió Téllez.

Ambos mencionaron que el 14 de febrero pasado sostuvieron un encuentro con el subprocurador de Procedimientos Penales Región Poniente, Ricardo César González Baños, quien dijo que la PGJH retomaría el caso.

Al cuerpo de Ana Itzel se le practicaron  pruebas de confrontación genética, pero el padre de la joven, sostuvo, siempre dijo que el cadáver que recibieron no es el de su hija. Por este motivo fue señalado de un crimen que no cometió, afirmó.

“Cuando me pegaron me decían que eso me pasaba por hocicón, porque ya me habían dado un cuerpo para que llorara y para que se me quitara lo hocicón, y me volvían a pegar. Me echaron agua, me vendaron toda mi cabeza, desde nariz para arriba, y con una franela me envolvían, y por la boca me echaban agua. Como respiraba por ahí me tomaba el agua y quedaba inconsciente, y cuando reaccionaba otra vez me estaban pegando en la espalda; era cuando vomitaba agua, pero les decía que ella no era mi hija”, añadió.

Tras la reapertura del caso, narró, las indagatorias han consistido en describir nuevamente los hechos y en hacer un registro de llamadas. “Ya investigaron ese registro y registraron nuestros celulares: es lo mismo”, detalló la madre de Ana Itzel. “Recuerdo el cuerpo que me mostraron, era un cuerpo en estado avanzado de descomposición, e Itzel tenía pocos días de haber desaparecido; no tenía cabello”, agregó.

“A mi esposa le mostraron un mechón y este ahora no aparece ya en el expediente”, aseveró  Escamilla Rodríguez.

El abogado de la familia de la adolescente, Carlos Pratt Straffon, quien en marzo de 2016 tomó el caso, dijo que tras el análisis del expediente los padres de la menor dudan que el cadáver que enterraron sea el de su hija.

“Vamos a solicitar una exhumación de cadáver para practicar un nuevo examen de ADN (..) queremos practicar la rehidratación de cadáver: ya tenemos el contacto de la persona para determinar que sea Itzel; podríamos llegar hasta el punto de tomar las huellas dactilares y tener la certeza de que ese cadáver pertenece a Itzel”, agregó.