En el distrito XI de Tulancingo de Bravo, Fernando Pérez consumó el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la alcaldía de ese municipio, además de también obtener el triunfo con Alberto Marroquín en la diputación local.
Ello tras una jornada electoral que estuvo marcada por la apertura tardía de varias casillas en la cabecera y el resto de municipios de la región, donde a temprana hora se observaron largas filas de ciudadanos en espera de emitir su voto.
En Tulancingo, algunos funcionarios de casillas atribuyeron la demora en la apertura de las mismas a que recibieron los paquetes electorales minutos antes del inicio de la votación, pese a que la entrega estaba prevista, a más tardar, para la noche del sábado.
Este retraso generó inconformidad entre los electores y nerviosismo en los representantes de los distintos partidos políticos; sin embargo, al filo de las 10:30 horas, se dijo que el cien por ciento de las casillas operaba sin problemas.
Al mediodía, el grueso de los candidatos a un cargo de elección popular había acudido a emitir su sufragio y en su mayoría, por separado, advertía una jornada con incidentes menores, salvo la “guerra sucia” que se libra en redes sociales, así como la supuesta compra y coacción al voto.
En el transcurso de la jornada surgieron rumores de riñas entre militantes de partidos antagónicos, que no pasaron de ser agresiones verbales, sin que llegaran a incidir en el proceso electoral.