En el oficio de policía existe un “riesgo constante” de morir, coincidieron elementos que forman parte de la Secretaría de Seguridad Pública de Hidalgo (SSPH).

En entrevista con Criterio, tres de ellos lamentaron el fallecimiento de dos de sus homólogos en Emiliano Zapata, quienes enfrentaron a un grupo armado al intentar frustrar el robo de un cajero automático.

Los agentes, que solicitaron no revelar su identidad, consideraron que el policía es el servidor público con quienes los ciudadanos descargan la impotencia y frustración de una etapa en la que existen altos índices de delincuencia y corrupción.

Juan (cuyo nombre es modificado), de aproximadamente  45 años, con 19 años de ser elemento de Seguridad, señaló que tiene dos hijos y no le gustaría que se dedicaran a lo mismo que él.

“Pues este trabajo es de suerte, yo soy policía preventivo, cuando he visto situaciones de robos o asaltos siempre pido refuerzos, pero es de suerte: aunque estés preparado y capacitado, a veces te toca. Es la suerte”, expreso el elemento originario de la Huasteca.

Le sorprende, dijo, que los delincuentes cada vez tienen armas más sofisticadas.

“Si pudiera decirle a los directivos y a secretario (de Seguridad) que se ocupen de darnos mejores armas para combatir a la delincuencia”, exclamó mientras que una mujer le exigía que le diera el paso vehicular, “porque para eso está”. 

“Claro que he tenido miedo, pero lo que me da más miedo es no llegar un día a mi casa y ver a mi hija. Hago carrera policial y me gusta, pero la gente no te respeta, esa es la mayor frustración que tengo, no tanto morir”, añadió Mariano, de 35 años, quien también trabaja en la SSPH.

Para Luis, de 39 años, existen agentes malos, pero también a quien le apasiona su trabajo. “Yo me dirijo siempre con respeto al ciudadano; la mayoría se ponen agresivos, tratas de entenderlos: ellos piensan que tú eres su enemigo”.