Ulises Carrión Carrión no separaba el arte de la vida, al grado de convertir su muerte en un performance, recordó João Fernandes, subdirector del madrileño Museo Reina Sofía, recinto que acogió el año pasado Querido lector. No lea, retrospectiva que desde la noche de este jueves alberga el Museo Jumex.
“Enfermo de VIH, sabía que no viviría mucho más, entonces recurrió a la eutanasia y organizó para su funeral una gran fiesta en su casa, con tres mariachis. Fue como un último performance para que sus amigos pudieran quedarse con una idea de él, una que tiene que ver con la cultura mexicana”, contó Fernandes durante un recorrido por la exposición que reúne libros, revistas, videos, obras sonoras, arte correo, proyectos públicos y performance a partir de dos intereses fundamentales de Carrión: el lenguaje y la estructura.
México, explicó, pulsaba en el artista formado como escritor para incursionar luego en el arte, pero Carrión (Veracruz, 1941-Holanda, 1989) no cifraba su identidad en la nacionalidad impresa en el pasaporte, pues fue un artista del mundo.
“Creo que no quería Ulises ser asociado con la deslegitimada cultura oficial de México en ese tiempo. Hubiera podido ser un escritor muy reconocido aquí, pero él no quería serlo, no quería ser un héroe de la literatura mexicana: quería añadir cosas al arte. No quería la gloria de ser un mexicano ilustre”, apuntó Fernandes.
Guy Schraenen, curador de la muestra, consideró a Carrión el más importante artista conceptual de México y destacó la labor que emprendió en In-Our Center, espacio gestionado por creadores independientes en Ámsterdam.
Fue también fundador de la librería-galería Other Books and So (1975-1979), la primera de su género dedicada a publicaciones que no eran textos literarios, si libros-arte.
La exposición permanecerá hasta abril en el recinto de Miguel de Cervantes Saavedra 303, abierto de martes a domingo, de 11:00 a 20:00 horas.