Las razones son distintas, pero el paisaje y el ánimo son igualmente ruinosos. Cuando Yudishtira, el mayor de los Pandavas, aparece en el escenario del Teatro de la Ciudad, la sentencia es inequívoca: “Esta victoria es una derrota”.
Ante sí -mirando hacia las butacas-, montañas de cadáveres se apilan en el campo de batalla, y el silencio, tras la gran guerra de exterminio de la que, supuestamente, ha salido victorioso, es la única seña posible de la incomprensión, de la falta de rumbo. La devastación es total y abarca la pupila entera.
El escenario, simbólicamente, está prácticamente baldío.
Para la compañía Théâtre des Bouffes du Nord, la herida que se abre al conjurar esta imagen ahora mismo, en esta ciudad golpeada, es un tema consciente, meditado. Esta obra, Battlefield (Campo de batalla), de Peter Brook y Marie-Hélène Estienne, importa ahora, más que nunca, precisamente por ello.
“Hoy no hay palabras posibles para hablar sobre la tremenda experiencia que viven proveniente de este planeta, esta tierra, que se estremece en este momento y nos estremece a todos de muchas formas violentas”, puede leerse en el programa de mano.
Es el mensaje que Peter Brook, renovador y leyenda viva del teatro de nuestro tiempo, ofrece a los mexicanos tras los sismos de septiembre: “Juntos sentimos que éste no ha sido un momento para rendirse, sino por el contrario: para sentir solidaridad cercana con ustedes”.
El público mexicano -en su mayoría profesionales del teatro, alumnos y profesores- asiste a una suerte de epílogo.
En 1985, la dupla Brook-Estienne cimentó su leyenda al estrenar El Mahabhárata, una puesta en escena de nueve horas de duración a partir del poema épico-mitológico hindú del mismo nombre, adaptado por el escritor Jean-Claude Carrière.
Ahora, con Battlefield, cuya duración apenas supera la hora, regresan décadas después al texto original y a la pregunta que Yudishtira se hace después de la tragedia que acabó con el resto de los Pandavas, los Bharata y los Kauravas: ¿Qué hacer después de la catástrofe?
A diferencia de la versión anterior, una producción fastuosa con decenas de actores y músicos, la que ahora se presenta en el Teatro de la Ciudad -y que este viernes tiene su última función, a las 20:30 horas- busca precisamente lo opuesto: tres actores, una actriz y un tamborilero.
También te puede interesar:
