Sorprendido de que se le considere un protagonista de la literatura mexicana, el poeta Antonio Deltoro agradeció el homenaje que se le rindió la víspera en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, donde habló de temas como la poesía, la amistad y la vida.
En el acto, enmarcado en la celebración del Día Mundial de la Poesía, el autor de libros como Algarabía inorgánica, Los días descalzos, Balanza de sombras, El quieto y Los árboles que poblarán el Ártico, se dijo francamente emocionado y admitió que “cuando me avisaron de este reconocimiento evidentemente no me lo creía”.
Deltoro puso énfasis en que aunque ese gesto “puede no merecerse, si es de agradecerse”, por considerarlo un gesto de amigos.
Pero la amistad no es un club ni un partido ni una secta, “es la simpatía más pura y sutil, es una curiosidad misteriosa y cordial, bueno, a eso aspiro, a ser amigo”, puntualizó el poeta. “Vivo en el planeta vivo por ahora”, añadió el poeta, para quien la vida es una abundancia, una excepción azarosa que dura poco, por lo cual, comentó, “quisiera fundar una religión de agradecidos y estoicos, de buscadores y valientes”. El bardo recordó que nació enredado en el cordón umbilical, que es agnóstico pero cree en los dioses, que a él lo componen perros, libélulas, rumiantes, piedras, vecinos, parientes y gatos, no siempre los mismos, y que “comenzó como erizo y ahora se ha vuelto zorra”.
Por su parte, Christian Peña, quien participó en la tertulia, destacó que “la quietud es el extremo desde el que habla Deltoro, una voz de alto voltaje dentro de la poesía escrita en español, una de las obras más importantes en la literatura mexicana contemporánea”.
Justo ahora que los días son cada vez más veloces y que el tiempo es lo más preciado, “la poesía de Deltoro nos muestra el valor de permanecer quietos, de ser testigos y cómplices de la esencia de las cosas, su obra se mueve por un tiempo distinto al de nosotros”, consideró.
Luigi Amara expresó que la poesía de Deltoro es una forma de resistencia. “Sus poemas se alejan de la época que nos ha tocado vivir, de esta época que propende al ruido, que celebra la rapidez y tiene en la ocupación del tiempo a uno de sus mayores ídolos”.