Con las manos sucias por el pavimento, una sonrisa y aplausos en lugar de música, tres break dancers utilizan un minuto de pausa que les da la luz roja de un semáforo en la avenida Madero de Pachuca, para obtener ingresos, ensayar y de paso asombrar a los automovilistas y transeúntes de la capital hidalguense.
Es inevitable detenerse unos segundos o voltear a ver cuándo Marco Antonio, quien estudia en la Universidad Politécnica de Pachuca; Juan Carlos, atiende un local que vende zapatos en el mercado Benito Juárez y Daniel, quien se dedica al comercio; tres jóvenes bailarines de break, realizan su show en cada alto que se presenta en el cruce de Madero con Revolución, entre autos, motos, combis, taxis y transeúntes.
Saltos, piruetas, silbidos y giros en el suelo, hacen que estos tres jóvenes se lleven la atención de este pequeño cuadrante de la ciudad, “mejor ahí que anden robando” dice una automovilista que pasó por el lugar y los vio bailando.
Unidos por el amor al baile, usan algunas horas en la tarde para ensayar y juntar un poco de dinero, según indicaron a Criterio Hidalgo.
“Me encanta el baile, esto es lo que hacemos y no le vemos nada de malo a bailar y ganar algo de lana”, dice Marco Antonio.
Aunque no han acudido a clases profesionales, se ayudan entre sí para mejorar su técnica, aprendieron todo en la calle, dicen; practican en el quiosco del Reloj, en algunos semáforos y así han logrado crear su grupo llamado “Gravity Crew”, con el cual han participado en eventos en la Ciudad de México, Ciudad Sahagún, Veracruz, Orizaba, entre otros.
No han recibido ningún apoyo por parte de gobierno estatal o municipal, sin embargo, tampoco lo han solicitado, “Ellos no están enfocados a esto del baile” dice Daniel cuando fue cuestionado sobre solicitar ayuda de entes gubernamentales.
El instituto municipal de Cultura de Pachuca cuenta con programas de apoyo a agrupaciones como la de estos jóvenes, ayudan con espacios de ensayo y desarrollo de estas actividades artísticas, pero ellos no se han acercado, indicó la dependencia.
Buscan participar en cada evento de baile que se realice en Pachuca, “Queremos demostrar que somos los mejores” indicó Juan Carlos.
Por bailar un aproximado de 3 horas el semáforo, ellos ganan 600 pesos y esto se reparte entre los tres, dinero que ocupan para sus necesidades, comida y ahorrar para sus concursos, según indicaron.
“A veces cuando la gente pasa nos mira feo o nos dicen quítate pendejo, ¿pero es parte de esto no?” dice Daniel sobre los problemas de estar en el semáforo, sin embargo, no se ofende y lo toma con una sonrisa porque, como él dice bailar es lo que ama y lo prefiere a andar de ratero.
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