Rescatistas del Ejercito y voluntarios, equipados con binomios caninos y aparatos que detectan movimientos bajo los escombros, continúan sus trabajos para rescatar a personas atrapadas en el Colegio Enrique Rébsamen, ubicado al sur de la Ciudad de México.
Hace apenas unos momentos uno de los scanners emitió que hay señales de vida de una niña, en donde padres de familia esperan con angustia, pero también con la esperanza de que rescaten con vida a más niños que se encuentran atrapados bajo los escombros.
En el lugar se respira miedo y esperanza, por momentos, todos guardan silencio a la señal de un puño cerrado de alguno de los rescatistas que se encuentran muy cerca del lugar, en donde se detectan los movimientos.
El puño cerrado es una espacie de protocolo que nació por parte de los rescatistas que trabajan en los escombros de los edificios que colapsaron con el terremoto de ayer por la tarde.
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