Entre protestas de varios grupos ciudadanos, se llevó a cabo la visita del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, esta tarde a la refinería Miguel Hidalgo de Tula. La visita (cerrada) del Ejecutivo federal se realizó para supervisar los avances de la construcción de la planta coquizadora del tren de refinamiento.

Desde tempranas horas, ejidatarios de Conejos, Atotonilco de Tula, esperaron la llegada del mandatario para pedirle su intervención en la problemática del núcleo, pues acusan que, desde hace nueve años, una misma familia mantiene el control del ejido, fomentando con ello el abuso de poder y la falta de transparencia en las finanzas del ejido.

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A pesar de ello, acusaron que no tienen respuesta de las autoridades agrarias, ya que presuntamente están a favor de quienes se han enquistado en el poder.

Además, solicitaron celeridad en la resolución de las afectaciones de la Planta Tratadora de Aguas Negras (PTAR) y las del río Tula en la zona.

También hubo presencia de profesores del Tecnológico de Pachuca, quienes solicitan la renuncia del director del plantel y de los tres subdirectores del mismo debido a malos manejos y abusos de poder.

Dijeron que este día se cumplió un mes desde que la institución está tomada, sin que se haya encontrado una solución aparente al conflicto.

Finalmente, hubo inconformidad por parte de un colectivo de búsqueda de personas en la región Tula, quienes estuvieron esperando a López Obrador durante más de dos horas. Sin embargo, al ver la multitud de manifestaciones que lo recibían, decidió no detenerse para atender a la ciudadanía y tampoco concedió entrevistas a los medios de comunicación. Se limitó a afirmar que la coquizadora estará lista en diciembre.

Una adulta mayor, identificada como la exregidora de Tula Norma Castillo López denunció que el personal de seguridad del presidente la interceptó y la tiró al suelo para evitar que llegara hasta el Ejecutivo.

Miguel Ángel Martínez | Tula de Allende