La Sierra hidalguense tiene diversos manantiales de aguas termales, en la zona de las barrancas existen cuerpos de agua caliente llamadas “curativas”, por lo que muchas personas de las urbes cercanas y hasta del extranjero los visitan.
Llegan a Atotonilco el Grande, Huasca y Acatlán en busca de la sanación de males corporales como reumas crónicas, la recuperación funcional de la neuroparálisis central y periférica; también algunas enfermedades metabólicas como diabetes, obesidad y gota; incluso, problemas gastrointestinales crónicos, enfermedades respiratorias leves y problemas de la circulación.
Algunas de estos “baños curativos” se encuentran en las barrancas de comunidades como El Vite, San Miguel Regla, San Pablo y Santa Maria Amajac.
Brigida Morales, por ejemplo, padece de reumatismo crónico y es durante los meses enero y febrero cuando sus dolores son más fuertes, por la temporada invernal. Ella vive en la colonia Bondojito de la delegación Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México, y cada año le paga a un taxi para que la lleve y la traiga a estas aguas calientes curativas de la región.
Morales busca estos baños calientes en lugares naturales para mitigar los dolores reumáticos de sus piernas, principalmente.