En un recorrido realizado por Criterio en diferentes municipios de la región, se pudo constatar que en casas y negocios prolifera la venta clandestina de gasolina y diésel a bajo costo, incluso se pueden observar garrafones de 25 litros llenos del combustible.
Entre risas, los comerciantes clandestinos dicen que cuesta 10 pesos el litro. “Si la quiere nosotros mismos, con la manguera, se la despachamos y le llenamos el tanque”.
En Huasca y otros municipios, la venta se realiza en lugares apartados, las personas que consumen esta gasolina ya saben y la piden por garrafón.
Cada garrafón cuesta 250 pesos, lo cual representa para las personas un ahorro de 144.75 pesos, ya que si la compraran en las gasolineras, el costo por los 25 litros sería de 394.75 pesos.
La gente, dijeron, conoce los riesgos, como que el combustible esté contaminado o crudo, con químicos, o bien, hasta agua, lo cual daña distintas partes del motor de los automóviles, pero esto no
les importa.
“De algo se tiene que descomponer el carro, tengo que hacer esto ya que el dinero no alcanza para nada”, asegura un cliente. Misma situación que ocurre con el diésel.
Esta actividad tiene su origen en el huachicoleo o robo de combustible de los ductos de Petróleos Mexicanos.