Ante la situación económica que atraviesa el país y el incremento en el precio a las gasolinas, la venta informal es la única opción para algunos pobladores de Atotonilco el Grande.
“Con la depresión económica en la que estamos no hay más que salir a vender naranjas y cocos aquí en los topes”, expresó, Roberto Reyes, vendedor de frutas en los topes de esta demarcación.
El comerciante afirmó que, aunque por el momento sólo son dos, en unos días estará “lleno” de otros vendedores en ese sitio, pues el ambulante, aseguró, es la única posibilidad de obtener ingresos para unos.
“Ya no alcanza para nada el dinero, estoy pensando vender mi camioneta y comprar una más pequeña; ¡carísima la gasolina! y todos los alimentos, una escalada de precios: todo se fue para arriba”, lamentó.
La venta en la vía pública “de cualquier cosa”, afirmó, le da resultado. Ahora son naranjas y cocos, después entra la piña y la papaya, luego la manzana.
“No tenemos alternativas, estamos en una depresión económica aun cuando el gobierno no lo dice directamente”, consideró.
Al comerciar en los topes, dijo, no paga renta y su horario es libre.
“El comercio ambulante siempre ha existido, pero en los últimos años, ante las pocas oportunidades de trabajo y salarios mínimos que no alcanzan, ha llevado a personas a dedicarse al comercio durante el fin de semana; en mi caso, durante toda la semana”.
Al respecto, el líder del comercio formal en Atotonilco el Grande, Valentín Barrón, reiteró que la proliferación de vendedores ambulantes y tianguistas en el municipio representa una competencia desleal para el sector que paga impuestos, sueldos y servicios.
Los informales, acusó, “inundan” las banquetas y se han apropiado del parque.