Dolor y tristeza son los sentimientos que vive la brigada tulense que apoya en Ciudad de México tras el sismo de 7.1 grados Richter, ocurrido el pasado martes.
Luis Eduardo Durán García, de la colonia Iturbe, parte del contingente de rescatistas, relató a Criterio su experiencia.
“Todo el esfuerzo que se ha hecho por horas se viene abajo cuando encontramos personas sin vida, porque nuestra esperanza es salvar gente que quedaron atrapados entre los escombros, pero es muy complicado”, dijo.
El tulense participó por varias horas en las labores de rescate en la escuela Enrique Rébsamen, donde niños perdieron la vida entre los escombros.
“Nos tocó rescatar el cuerpo de una jovencita de aproximadamente 13 años de edad en el Rébsamen, y el dolor y la profunda tristeza que se siente es enorme, pero como rescatista tienes que ser fuerte, porque los papás ven en ti una fortaleza”.
Al arribar a la capital del país, la brigada de tulenses se dividió en grupos para tener relevos y lograr mejores resultados.
“En la Ciudad de México nos juntamos con otros grupos de rescatistas porque nos relevábamos cada cierto tiempo, pues quitar los escombros es un trabajo muy pesado, estuvimos un buen rato en la escuela; de ahí nos movimos a la colonia Roma y nos mandaban a las zonas donde mayor necesidad había”.
Ayer, el grupo volvió a Tula para reorganizarse y trasladarse en los próximos días a Morelos o Puebla, que también resultaron afectados por el sismo.
“Los compañeros fueron al estado de Morelos, porque allá hace falta mucha ayuda”, dijo.
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